Noticias
De La Hoya y Trinidad: Una gran pelea
Published
4 años agoon
By
Boxeo PlusDe La Hoya y Trinidad: Una gran pelea.
Por Simón Piña.-
Una de las peleas más promocionadas, más caras y de mayor expectativa en la década de los 90 fue el enfrentamiento de los invictos welters Oscar De La Hoya y el boricua Tito Trinidad.
Desde que Ray Leonard y Thommy Hearns se enfrentaron en Las Vegas el 16 de septiembre de 1981, no veíamos dos 147 libras tan brillantes que se montaran en un ring a dilucidar la supremacía de la categoría. El moderno Mandalay Bay lucía sus mejores galas y lo invadía una entusiasta concurrencia. Todos esperaban ver una pelea memorable.
El Niño de Oro
Oscar, “El Niño de Oro”, había ganado la corona mundial Welter en una pelea difícil ante el zurdo Pernell Whitaker el 12 de abril de 1997 en el Thomas & Mack Center de Las Vegas. Era la cuarta corona que conquistaba desde que era profesional. Ya antes, en amateur, había ganado para USA, la medalla de Oro en los juegos Olímpicos Barcelona 92 venciendo en la final del peso Ligero al alemán Marco Rudolf.
Oscar comenzó su ascenso destronando en los super plumas al danés Jimmy Bredahl; su crecimiento corporal lo llevó a la división Ligero en la que destronó por nocaut en dos rounds al pintoresco mexicano Jorge “Maromero” Páez.
Su ascenso a los super ligeros lucía más complicado y era un gran reto ya que debía enfrentar a su ídolo Julio César Chávez. Unos días antes de la pelea, que sería el 7 de junio de 1996 en el Caesar´s Palace de Las Vegas, Chávez sufrió una herida en uno de sus párpados, con tan mala suerte que el primer golpe que recibió en la pelea, le reabrió la herida.
Hace 39 años Leonard noqueó a Hearns en una de las grandes peleas de la historia
Oscar dominó los tres rounds y medio que duró el combate, pero sin duda a Julio César Chávez lo perjudicó esa infortunada herida. Superó otros rivales difíciles como Oba Carr, el propio Julio César al que volvió a vencer por KOT, al entonces campeón Ike Quartey, hasta llegar a la unificación de títulos frente a Tito Trinidad.
Tito era un coloso
El ídolo boricua andaba invicto en 35 combates, de los cuales 30 había resuelto por la vía rápida. Ganó 9 de sus primeras 10 peleas por KO. Su padre, también llamado Félix Trinidad, fue campeón nacional de peso Pluma en Puerto Rico y desarrolló una llamativa campaña profesional, aunque sin llegar a acercarse al estrellato, no obstante llegó a enfrentar a rivales como el clasificado venezolano Carlos Piñango y al Super Campeón mexicano Salvador Sánchez.
En su pelea número 20, Tito enfrenta al campeón mundial welter de la FIB, el estadounidense Maurice Blocker .al que golpea salvajemente y lo noquea en 2 rounds.
Desde ese momento Tito desarrolla y pone en juego todas sus habilidades boxísticas, sobre todo la fuerza de su gancho de izquierda, para ejercer un total dominio sobre la lista de retadores de la FIB, entidad que lo avala como monarca de la división welter. 15 defensas exitosas de la corona – 13 de ellas por nocaut- ratifican la calidad de Tito como campeón.
Robinson vs.LaMotta: Rivalidad sin parangón
Entre sus vencidos figuran importantes púgiles como Oba Carr, Macho Camacho, Yory Boy Campas, Pernell Whitaker, Freddy Pendleton, los cuales muestran también que Tito no esquivaba rivales peligrosos.
Llegó el gran día
Una vez en el ring y al oírse el tañido de la campana, ambos peleadores tomaron el centro del ring armando sus respectivas guardias a la altura que les permitía sentirse bien cubiertos. Silencio expectante en el fabuloso Mandalay Bay de Las Vegas. Muchísimos boricuas viajaron desde la encantadora isla del Caribe a presenciar la gran prueba que debería elevar a Tito a alturas infinitas como ídolo de su Patria.
Pero el “Niño de Oro” no estaba dispuesto a complacer aquellos sentimientos boricuas, por muy patrióticos que fueran, y desde ese mismo primer round comenzó a desplegar su técnica boxística con rapidez y sentido estratégico. Tito, alerta, tenía planteado calentar el combate y producir cambios de golpes con la intención de intentar pegar su letal gancho de izquierda que era su mejor arma.
Casualmente, De La Hoya también contaba con un excelente gancho siniestro –se sabía que era zurdo, pero se paraba a la derecha-, y había que prestar atención a este detalle con el fin de evitar una sorpresa.
Estrategias de cada uno
Ambos peleadores desarrollaron su pelea a la media distancia, aún sin cambios violentos. Cuando prevalecía esta tónica, De La Hoya parecía destacar con su técnica y buenos movimientos. Podía desarrollar una pelea relativamente tranquila con ataques esporádicos y evitando situaciones que permitieran a Tito desplegar su artillería pesada.
Es bueno señalar, que, para esta pelea, De La Hoya contrató los servicios del célebre entrenador mexicano Jesús “Cholaín” Rivero, quien guio la carrera del maestro Miguel Canto muy recordado por su excelsa defensa. De modo que Oscar venía a este crucial combate con cierta vocación defensiva.
Con rounds de poca ventaja para el ganador y una repartición de ganancias parejas, llegaron los rounds del 7 al 9 en los cuales la velocidad de manos y piernas de Oscar se impusieron visiblemente.
Venezolano Gabriel Maestre quiere una oportunidad por el título Welter
De La Hoya combinaba sus manos rápidas y salía a base de velocidad de piernas. Parecía que dada la buena pegada de Oscar y la aparentemente frágil mandíbula de Trinidad, el “Niño de Oro” pudo haber noqueado en estos asaltos ventajosos. Pero he aquí que, sorpresivamente, De La Hoya cambió su estrategia en los tres rounds finales y se dedicó a desplazarse por el ring cediéndole la ofensiva al boricua que, aunque no pegó gran cosa, se anotaba los rounds ante la inactividad de Oscar.
La decisión
Se piensa que esta estrategia, para muchos equivocada, fue idea de Cholain Rivero, famoso por sus tendencias defensivas. La campana sonó y dejó a los aficionados con hambre de ver más acción. ¿Habrá remontado Tito como para ganar” Le habrá alcanzado a De La Hoya la ventaja inicial? La votación fue así:
Glen Hamada 114-114; Bob Logist 115-113 por Trinidad y Jerry Roth 115-114 también por Trinidad. Alegría – y hasta sorpresa vieron algunos- en la esquina boricua y decepción en el rincón de De La Hoya.
Se habló mucho de revancha y sumas millonarias, pero la cosa quedó así dejando en la afición la gran interrogante, todavía, sobre quien era mejor de los dos.