Un hombre tocó con cierta rudeza la puerta de la casa más bonita y amplia del barrio Pablo Sexto, antigua invasión de Cartagena, urbanizada con los años por el Instituto de Crédito Territorial, cerca de las 10 de la mañana del sábado 28 de octubre de 1972 .
–Tengo la orden de quitarle la nevera –dijo, cuando una negra le abrió, el hombre que se identificó como empleado de un reconocido almacén de electrodomésticos–. Vengo con la camioneta para llevármela.
–Señor, usted no puede hacerme esto –imploró la mujer, con fuerte acento palenquero.
–No puedo hacer nada, señora. Don Lucho (el propietario del almacén) me dio la orden. Está ‘caída’ con las cuotas de varios meses.
–Señor, por favor, espere hasta el lunes, se lo pido por Dios –se mantuvo la mujer–. Mire que mi hijo es ‘Kid Pambelé’ y esta noche peleará y ganará el campeonato mundial de boxeo en Panamá.
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–Está bien, pero solo esperamos hasta el lunes -respondió el hombre–. Si ese día no va a pagar, el martes temprano vengo por la nevera. Vea que se lo digo.
Pambelé en su noche
Ceferina Reyes, una vendedora de frutas al pie de la Torre del Reloj, en el sector amurallado de Cartagena, y guerrera de la vida por años para sostener a sus seis hijos, se persignó, agradeciendo al Todopoderoso por convencer al empleado del almacén y, al cerrar la puerta de la calle, se fue hasta el rincón de la sala, donde estaba la gigante nevera blanca, sacada a crédito un tiempo atrás.
–San Basilio de Palenque, ayúdanos a ganar esta pelea –rogó, mientras su hija Julia, entonces de 15 años y quien siempre permanecía en casa, la observaba.
Si el empleado del almacén hubiera leído una columna de prensa, publicados antes en Barranquilla por un periodista y empresario de boxeo cartagenero, residenciado en Venezuela como el hijo de Ceferina, en que se afirmaba que «… ya es una proeza el que vaya por segunda ocasión, uno de los más insípidos, de los más incoloros, peleadores que hemos tenido con jerarquía mundial «, con seguridad se hubiera llevado la nevera.
Un auténtico desconocido
Pambelé y la gloria del primer título
A esa hora, cerca de las 10 de la mañana del 28 de octubre de 1972, en Ciudad de Panamá, Antonio Cervantes Reyes, ‘Kid Pambelé’, el hijo de Ceferina, salía de la habitación 208 del hotel Panamá, en que se alojaba , hacia el pesaje, en el Gimnasio Nuevo Panamá. Tranquilo, a la espera del llamado a las once de la mañana para subir a la báscula, registrar 138,5 libras -una y media por debajo del límite máximo- y quedar listo para el combate que esa noche sostenía con el campeón del peso welter junior de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), el panameño Alfonso ‘Peppermint’ Frazer.
Pambelé y la gloria del primer título.
Periodistas y aficionados seguidores del boxeo, especialmente en el Caribe colombiano, poco confiaban en el retador, un palenquero de 26 años y exlustrador de zapatos y vendedor de cigarrillos de contrabando en Cartagena, donde vivió por un tiempo. Convertido en boxeador porque una vez, en el Circo Teatro de Cartagena, el rival de Felo Salgado, Nelson Torres, no llegó y su primer entrenador, Carmelo Prada, lo invitó a reemplazarlo. Fue uno de sus tres combates como aficionado.
Era, para la epoca, un auténtico desconocido.
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Pambele – Frazer
Lo conocían más por su apodo desde el bautizo en la iglesia de Torices, en Cartagena, cuando su padrino y tío, Pablo Salgado, le encontró parecido físico con un boxeador nicaragüense que peleó en la ciudad, Miguel Ángel Rivas, cuyo remoquete era ‘Kid Pambelé ‘.
Tenían razón esos que no confiaban. Desde su estreno como profesional, en 1964, para ayudar con unos pesos a su casa, Cervantes lucía como peleador rústico. Ganaba y perdía. Pero lo peor: no gustaba ni como relleno.
Alguna vez se dijo para enfrentarlo al ídolo del momento, Bernardo Caraballo, pero la sola insinuación era una falta des respeto contra el primer colombiano que disputó un título mundial. Solo un hombre, su entrenador chileno Julio Carvajal, sostenía que su pupilo ganaba a Caraballo.
De Cartagena se fue por tramposo en 1969: apostó que perdía en el tercer asalto. Pero su rival, ‘Chico’ González, también apostó que perdía. Y se tiró en el segundo, sin recibir golpe. Todo se supo por el puntapié que le propinó ‘Pambelé’ al rival en la lona y lo que se escuchó decir: ‘Parate, hijuepueta, que no te he pegado’.
Obligado se mudó a Caracas, donde vivía Manuel, su padre, quien lo contactó con el empresario de boxeo venezolano Ramiro Machado Corzo.
Desconocido para el país, solo se sabía que había perdido en una oportunidad mundial, el 11 de diciembre de 1971, en Buenos Aires, ante el entonces campeón, el argentino Nicolino Locche. Con el dinero de ese combate, remodeló y amplió la casa del barrio Pablo Sexto, en Cartagena, donde vivía su madre y hermanos.
«Nadie daba un comino»
Panamá vibraba con la fiebre del boxeo ese 28 de octubre. Un aviso gigante se veía en la carretera que une a la capital al aeropuerto Tocumen. El general Omar Torrijos, el hombre fuerte de Panamá, lo ordenó poner. Rezaba: ‘Panamá, tierra de campeones mundiales’.
El pequeño exdepartamento colombiano contaba, al mismo tiempo, con cuatro campeones mundiales de boxeo. Y el primero de ellos en ganarlo (destronó a Locche, en marzo del 72) era también el primero en defenderlo. Y lucía amplio favorito: Alfonso ‘Peppermint’ Frazer.
Pambelé y la gloria del primer título.
A ‘Kid Pambelé’ esa segunda oportunidad le llegó de carambola. El estreno campeonil de ‘Peppermint’ estaba programado contra el español Domingo Barrera Corpas, pero este perdió con su compatriota Tony Ortiz. El ganador fue anunciado como oponente, pero Machado Corzo protestó ante la AMB con el argumento que no era escalafonado. Y que si el brasileño Joao Henriques, primer aspirante, no combatía por lesión, el turno, luego de casi ocho meses sin defensa del título, debe ser para el segundo: ‘Pambelé’.
El propio Machado lo anunció el miércoles 4 de octubre, antes de firmar la pelea, que aceptó el apoderado de Frazer, el multimillonario Carlos Eleta Almarán (autor del legendario bolero Historia de amor). El colombiano era considerado un rival fácil. El propio ‘Peppermint’ lo sabía: ellos compartieron habitación durante unos 15 días en Caracas, en la pensión de Bruna, en 1967, cuando buscaban oportunidades en Venezuela.
‘Peppermint’, que pegaba fuerte, ganaba el combate con golpes espectaculares a la cabeza y los millares de aficionados en el Gimnasio Nuevo Panamá deliraban esa noche del sábado 28 de octubre, pero el colombiano desarrollaba un trabajo demoledor, ‘invisible’, al cuerpo .
Hasta que en el décimo asalto, los guantes, de fabricación mexicana y de ocho onzas, del retador derribaron tres veces al panameño y obligó a su compatriota, el árbitro Isaac Herrera, a detener de manera automática el pleito pactado a 15 y decretar a ‘ Kid Pambelé ‘como nuevo campeón.
Y comenzó la ‘Pambelomanía’: pasó a ser el hombre más importante del país, por encima de cualquier presidente, y los colombianos, no solo en lo deportivo, sino a cualquier nivel, beginon a pensar que sí se podía. Ahí se partió en dos la historia, por ese hombre que enseñó a ganar a Colombia.
La serena vida de ‘Pambelé’ a los 70 años
«Solo el grupo creía en él. Nadie daba un comino por Antonio», nos contó años después su entrenador, el venezolano Melquiades ‘Tabaquito’ Sáez, encargado de transformarlo de boxeador rústico a talentoso y pasearlo por el mundo como una leyenda de 18 defensas en dos reinados (1972-1976 y 1977-1980, marca para la categoría, igualada luego por el mexicano Julio César Chávez); de convertirlo, en libra por libra, en ‘El mejor boxeador del mundo en 1973’; elevarlo al Salón de la Fama del Boxeo Mundial en 1998 y al rótulo sin discusión de Deportista del siglo XX en Colombia.
«Yo gané esa pelea porque cumplí al pie de la letra la planificación de ‘Tabaquito’ y porque pegaba duro», dice ‘Pambelé’, 40 años después, from su residencia en Turbaco, población contigua a Cartagena.
–¿Qué pasó con la nevera?
–La pagué toda de una vez -sostiene–. Ese almacén ya no existe. Yo fui el lunes siguiente a la pelea y se formó un ‘boroló’ con la gente que me descubrió. El dueño y hasta el trabajador que se la iba a llevar me pidieron autógrafos …
Pambelé alcanzaba la gloria y el primer título mundial para Colombia. Nadie daba un comino por él. Era un auténtico desconocido.
* Editor regional Caribe de EL TIEMPO / Barranquilla
@estewilQ
Pambelé y la gloria del primer título.
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