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Ironías de la vida: Jack Johnson, el «indultado»

Arthur John Johnson, más conocido como Jack Johnson, nacía en Galveston, Texas, el 31 de marzo de 1878. Hijo de ex esclavos, desde bien pequeño tuvo que ayudar a la familia en el trabajo. 

A los 20 años el físico de Johnson era imponente: medía 1’88 y pesaba más de 80 kilos. Su imagen impresionaba a cualquiera. Así que comenzó a participar en los circos y ferias itinerantes donde, entre otros, se ofrecían combates en los que afroamericanos gigantes se batíancon las manos desnudas.

Johnson fue alcanzando gran popularidad con aquella suerte de exhibiciones, hasta que decidió que ya era suficiente. Que merecía un mayor respeto que aquella especie de luchas salvajes circenses. Lo que él quería hacer era boxear de verdad. Pero claro, estamos en los Estados Unidos de 1900. Con la segregación racial latente,era imposible que un boxeador negro pudiera siquiera desafiar a un blanco.

En cualquier caso, Johnson se las arregló para concertar un combate con Joe Choynski, un boxeador hijo de inmigrantes judíos, y que era conocido como ‘El terror de California’. Johnson fue quien se impuso y, a pesar de que no se tratara de una pelea oficial, ambos púgiles tuvieron que pasar cierto tiempoen prisión por «perturbar el orden público». Entre ambos surgió una gran complicidad, y Choynski, que vislumbró un enorme potencial en Johnson, se convirtió en su entrenador desde su salida de la cárcel.

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Ironías de la vida: Jack Johnson indultado

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No fueron pocos los boxeadores que rechazaron combatir con Johnson, algunos por miedo ante su descomunal fuerza; otros, muchos, por las consecuencias que podía tener un combate contra un negro; y otros, simplemente por racismo. Hasta que el 26 de diciembre de 1908, con motivo del Boxing Day, el canadiense Tommy Burns aceptó el desafío.

Burns era el vigente campeón del mundo de peso pesado, habiendo defendido su corona hasta en once ocasiones. Se especuló con que le ofrecieron una gran suma de dinero para aceptar el combate, aunque él afirmó que «quiero defender mi título ante todos. Da igual si es blanco, negro, mexicano, indio, o cualquier otra nacionalidad. Quiero ser el campeón del mundo, no el campeón de los blancos».
Lo cierto es que la victoria cayó del lado de Jack Jonhson, convirtiéndose así en el primer afroamericano campeón del mundo de peso pesado. Había nacido la leyenda del ‘Gigante de Galveston’.

El racismo no cesa

Tras su gran victoria la fama de Johnson se incrementó notablemente, convirtiéndose de ese modo «en el afroamericano más importante del planeta». Pero las muestras de racismo hacia su figura crecieron paralelamente. El escritor Jack London llegó a solicitar la llegada de «La Gran Esperanza Blanca» que rescatara el título de manos de un negro como Johnson, que a menudo era caricaturizado como un simio.

Fueron muchos quienes lo intentaron, aunque sin éxito. Incluso James Jeffries, excampeón del mundo, regresó de su retiro para «recuperar el orgullo blanco», pero tampoco lo conseguiría. Jack Johnson era imbatible…

Ironías de la vida: Jack Johnson, el «indultado»

Detenerlo como fuera

Jack Johnson se había convertido en un negro de éxito, con dinero, con un potente coche y una enorme casa, que era venerado por todos los afroamericanos, y que había generado una enorme división en la sociedad americana. Evidentemente,debía ser parado. De una manera u otra.

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Johnson y su esposa blanca

Más aún cuando se casó con una mujer blanca, Etta Terry. Aquello ya fue inadmisible… y la tomaron no sólo con Johnson, sino también con su mujer. Era insultada, vejada, ridiculizada cada vez que pisaba la calle. No soportó la presión, y terminó suicidándose pocos meses después del matrimonio. Entonces culparon al boxeador, porque lo que había hecho era»un desafío al orden natural de las cosas».

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En 1913 Johnson fue detenido por «atravesar con una mujer la frontera del estado con propósitos inmorales». El hecho es que tanto él como su nueva pareja, Lucille Cameron, tenían un billete de tren para salir del país, y las autoridades se ampararon enla nueva Ley Mann, creada originariamente para combatir la prostitución, y que impedía que un hombre de color transportara una mujer blanca fuera de los límites del Estado.

Fue sentenciado a la pena máxima, un año de prisión, pero huyó junto a Lucille antes de ingresar, exiliándose en Cuba. Era el principio del fin. Aunque en La Habana continuó boxeando, nunca fue el mismo.

En 1915 perdió el título de campeón de peso máximo ante Jess Willard. Johnson afirmaría después que había pactado su derrota con el departamento de estado norteamericano para que le dejasen visitar a su padre antes de ingresar en prisión. En 1920 regresaría a Estados Unidos, donde nada más regresar sería encarcelado por once meses en Leavenworth.

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Una muerte trágica

Al salir, se mudó a North Carolina, donde de una manera u otra siguió boxeando, lejos del alto nivel, hasta que la muerte le alcanzó en 1946. Salió enfadado después de una pelea en un restaurante en el que le habían rechazado servirle la cena por su color de piel. Cogió su coche, condujo a toda velocidad, y se salió en una curva en un accidente mortal.

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Considerado por la International Boxing Research Organization (IBRO) como uno de los diez mejores pesos pesados de la historia, y teniendo el honor de haber sido el primer negro Campeón Mundial de los pesos pesados (1808-1815), se marchó de este mundo sin recibir jamás el reconocimiento merecido -más bien todo lo contrario- por el hecho de ser negro.

Una canción del célebre músico de Jazz Miles Davis le rescató del olvido décadas más tarde, cantando «Soy Jack Johnson. Campeón del mundo de peso pesado. Soy negro. Nunca me han permitido olvidarlo. Soy negro. Y nunca permitiré que lo olviden».

Ironías de la vida: Jack Johnson indultado

Trump «indultando» a Johson

Un recuerdo que se ha mantenido vivo con diferentes libros, documentales y películas, y al que el año pasado contribuyó enormemente el presidente de los Estados Unidos Donald Trump, al afirmar «sus problemas y tribulaciones fueron enormes y su vida fue compleja y controversial. Otros han examinado el caso a lo largo de los años pero ¡yo estoy considerando un Indulto Total!»

Ironías de la vida: Jack Johnson, el «indultado»

··NdR: Insólito que despúes de tanto tiempo se proceda a «indultar» semejante injusticia racial y social. Son las ironías de la vida, de un mundo a veces absurdo.

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Tomado de: http://libertaddigital.com