Leyendas del Boxeo
Nunca será tarde para reconocer a Carlos Monzón
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4 años agoon
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Boxeo PlusNunca será tarde para reconocer a Carlos Monzón
El gran Amílcar Brusa, quien condujo la carrera de Carlos Monzón desde sus inicios, nunca ahorró elogios hacia su pupilo más querido. «Me hizo feliz, conocí la fama y el prestigio universal por él», admitió siempre que tuvo la posibilidad.
Tomás Rodríguez / El Litoral.com.-
Carlos Monzón nació el 7 de agosto de 1942, el Día de San Cayetano, en una modesta vivienda en el barrio La Flecha, de San Javier, última reducción indígena del país, fue el octavo hijo del matrimonio conformado por Roque Monzón y Amalia Ledesma; siendo sus padrinos Catalino Bazán y su esposa Antonia Maciel.
Los siete hermanos mayores resultaron ser: Zacarías, Nicéforo, Rosa, Rosendo Albino, Inocencio, Marta Elsa y Alcides René; luego de Carlos vinieron al mundo Elba Yolanda, Delia Beatriz, Edgardo Reyes, Reynaldo Oscar y Víctor Hugo, respectivamente.
Más cercano en el tiempo, un día clave: el 2 de octubre de 1959, tenía 17 años, un mes y 25 días, cuando concretó el primero de sus 87 combates como pugilista aficionado, en el Pabellón Deportivo (sector Industrial de la Sociedad Rural de esta capital), empatando en cuatro vueltas con Raúl Cardozo, teniendo un palmarés como amateur de 73 triunfos, seis empates y ocho derrotas.
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Más adelante llegó la etapa más conocida, un total de 100 peleas como profesional (15 de ellos mundialistas). Con 87 victorias (59 fuera de combate), una sin decisión, ante Albino Verón; tres derrotas frente al platense Antonio Aguilar; el español Felipe Cambeiro, nacionalizado brasileño y el puntano Olea Alberto Massi, con quienes se tomó amplios desquites.
El pupilo de Amílcar Oreste Brusa se adjudicó el título argentino el 3 de septiembre de 1966 en una recordada pelea ante Jorge José Fernández, a quien el 10 de junio del año siguiente le arrebató el cetro sudamericano en el Luna Park.
Según Amílcar Brusa: «La mejor pelea que vi en mi vida fue el 7 de noviembre de 1970, cuando Carlos Monzón se consagró en el ‘Palazzo dello Sport’ de Roma campeón del mundo del CMB ante el italiano Giovanni Benvenuti, recuerdo que fuimos como palomas y regresamos como gavilanes, fue un combate de menor a mayor que cada vez se iba intensificando más, con golpes certeros que mandarían a cualquiera a la lona, pero ninguno de ellos cayó, sólo se acabó en el duodécimo asalto con un clásico nocaut; yo no lo creía; me hizo feliz, conocí la fama y el prestigio universal por él. Los otros 14 monarcas universales, siempre deben reconocerlo, fue el mejor mediano de todos los tiempos».
Al respecto, afirmó: «Carlos me abrió todas las puertas del mundo, él con su trayectoria me hizo famoso y para mí fue el mejor peso mediano de todos los tiempos», concluyó el maestro Brusa.
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Debe destacarse que quedó instalado que Monzón era un «duro» y que no tenía la elegancia de otros campeones, pero una frase de su gran conductor, el «Gigante» Brusa, arrojaba luz en ese sentido y, tal vez, le hacía honor a la justicia.
El legendario preparador aseguraba que «decían que Monzón no sabía esquivar golpes y lo contraponían con Nicolino Locche, a quien apodaban ‘El Intocable’, pero Nicolino tenía la cabeza como un zapallo y Carlos siempre tuvo el rostro intacto», sentenció Brusa.
Su «segundo padre». Así se refirió varias veces Carlos Monzón sobre Amílcar Brusa.
Para el afamado escritor e historiador deportivo, Edwin Kako Vázquez, natural de Puerto Rico, el sanjavierino fue «un guapo peleador que sentó cátedra con sus puños arriba del cuadrilátero; para muchos era símbolo de eficiencia y consistencia en cada una de sus reyertas en los tinglados mundiales», afirmando que los prestigiosos especialistas europeos y del resto del universo coincidían en su inteligencia, calidad, contundencia, guapeza y talento.
Nunca será tarde para reconocer a Carlos Monzón
Una noche soñada e inolvidable: Monzón campeón mundial en Roma
El 7 de noviembre de 1970, en el Palazzo Dello Sport de Roma, Monzón vapuleó al entonces indiscutido campeón, el italiano Giovanni «Nino» Benvenuti y se ciñó el cinturón que no abandonaría hasta su retiro, a pesar de Emile Griffith, Denny Moyer, Jean Claude Bouttier, Bennie Briscoe, José «Mantequilla» Nápoles, Tony Mundine, Tony Licata, Gratien Tonna y Rodrigo Valdez, manteniéndose invicto en su exitosa campaña en los últimos 80 encuentros, es decir, 12 años, 10 meses y 20 días.
El «Hombre de Hierro», más allá de sus 14 defensas mundiales, lo que agigantó su campaña fue la enorme calidad de sus oponentes, integrantes de una generación brillante que no volvió a repetirse en ninguna categoría.
Todos sus rivales conocieron la fiera mirada del hombre de ascendencia mocoví y más de uno confesó que sintió temor al enfrentar al magnífico boxeador argentino, que lucía la publicidad de Fernet Branca en el pantaloncito en noches de gloria de Luna Park, Monte Carlo, Roma, Copenhagüe, París, Nueva York. El país se paralizaba, las ciudades y pueblos aparecían con sus calles desiertas, el país vivía momentos muy difíciles, después la gente, especialmente los sectores más pobres y humildes, salían a festejar sus triunfos.
Los especialistas en policiales del periodismo también tuvieron trabajo y mucho, con Monzón. Algunos sectores de la alta sociedad de este país lo rechazaban y lo consideraban antipático, desconfiado, parco y violento, sin embargo, Monzón respetaba y quería a su ex esposa Mercedes Beatriz García, a quien él llamaba cariñosamente «Pelusa», a sus cinco hijos (Carlos Alberto, Silvia Beatriz, Abel Ricardo, Carlos Raúl –adoptado- y Maximiliano Roque), a su conductor y maestro, Amílcar Oreste Brusa y al empresario Juan Carlos «Tito» Lectoure, entre otros.
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