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Alí-Frazier I, 50 años después vista por tres cronistas

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Alí-Frazier I, 50 años después vista por tres cronistas
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Alí-Frazier I, 50 años después vista por tres cronistas

El boxeo es una máquina de emociones. Un torrente de adrenalina. Es el deporte de contacto por excelencia donde la nobleza se ve reflejada después de cada batalla. Al cumplirse 50 años de una de las más épicas batallas, la Ali-Frazier I, Boxeo Plus trae las visiones de tres extraordinarios cronistas, tan excelsos, como lo fue aquella maravillosa gesta: Jesús Cova, Simón Piña y el redactor de la agencia Associated Press, Tim Dahlberg escriben sus impresiones.

El Editor

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La Frazier vs. Ali llegó al medio siglo

Por JESUS COVA.-

El 8 de marzo de 1971 “Smokin Joe” tumbó en NY el invicto de “El Más Grande” en la primera de sus 3 memorables batallas

Aquellos que la presenciaron en el sitio y han sobrevivido al inexorable paso del tiempo y los que la han visto en videos, tienen la plena convicción de que nunca hubo ni habrá una pelea más grande, memorable y de mayor interés en la historia de la disciplina como la que el 8 de marzo de 1971 sostuvieron el mítico y singular Muhammad Ali, el “Bocazas”, que se movía sin parar a saltitos en el ring, con los brazos colgando a un lado del cuerpo, y el fajador “Smokin Joe” Frazier, rey del gancho izquierdo, ambos entonces invictos, ambos los dos mejores pesos completos de la época, ambos enemigos irreconciliables dentro y fuera del encordado, ambos campeones olímpicos en el aficionado, el primero en Roma-60, el otro en Tokio-64.

Inclusive el encuentro en referencia es colocado –por encima de los animados por los mismos protagonistas de aquel lejano marzo–, de «The Thrilla In Manila” 1975, la del propio Ali contra George Foreman en octubre 74 en Kinshasa e inclusive superior en emociones a las también históricas de Ray “Sugar” Leonard-Wilfredo Benítez, Leonard ante Roberto Durán o la de Carlos Monzón contra Rodrigo Valdés, por citar solo unas pocas.

La referencia, reiteramos, es en relación con aquella lucha en el ring de la que se cumplirán 50 años el lunes 8 de marzo, montada en un Madison Square Garden de Nueva York , la antigua meca del boxeo, colmado con unos 20 mil espectadores entre quienes se contaron, entre muchas otras celebridades, los astros del cine Frank Sinatra (fotógrafo oficial para la revistaTime), Burt Lancaster (comentarista), Woody Allen y el escritor Norman Mailer, quien la narró. 

Alí-Frazier I, 50 años después vista por tres cronistasFrank Sinatra no se quiso perder el legendario combate entre Alí y Frazier y consiguió acreditación como fotógrafo de la revista Life. Sus gráficas dejaron claro que como fotoreportero, era un gran vocalista.

Cinco meses atrás Ali había regresado al ring luego de una ausencia obligada de tres años y medio , desde 1967, perdido el título del mundo por haberse negado a alistarse en el ejército para ir a Vietnam. Lo ganó por primera vez el 25 de febrero de 1964 por KOT en el sexto ante Sonny Liston y los defendió 8 veces antes del despojo por vía legal, cuando estaba en su apogeo.

En su vuelta venció a Jerry Quarry en tres asaltos el 26 de octubre ´70 y a los puntos al argentino Oscar “Ringo” Bonavena el 7/12/70.

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Aquel 8 de marzo, Ali, de 1,91 de estatura, 10 centímetros más que su rival subió con 212 libras (96,166 kilos), de trusa roja y marca de 31 victorias, 26 por KO y 29 años de edad para medirse a Frazier, 205,5 libras( 93,213 kilos), vestido de verde y dorado, de 27 años y récord de 26-0-0, 23 nocauts, amo de las fajas AMB y CMB que habían sido del exCassius Clay, y que obtuvo frente a Jimmy Ellis en febrero del año anterior.

Cuando sonó la campana inicial del combate se estima que unos 300 millones de personas estaban frente al televisor, las que vieron a Ali dominar los tres primeros tramos antes de ser sacudido y estar a un tris de caer en el cuarto asalto por uno de los devastadores ganchos zurdos de Frazier.

Las vueltas siguientes fueron una verdadera guerra a muerte, de fuego graneado por ambos lados con el campeón en ligera ventaja en una lucha de incesantes acciones. Ali no daba un paso atrás, excepto para eludir los recios golpes de ambas manos de Frazier, quien no cesaba de atacar y que en el round 15 “pescó” a Muhammad con su mortífero cruzado de izquierda.

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La izquierda de Frazier envía a la lona a Ali.

El retador se desplomó como un fardo y aunque se levantó precariamente a los 8 segundos del conteo, ya todo se había decidido, por si quedaba alguna duda, con esa caída.

Bajo el sistema de puntuación por rounds Frazier se llevó el fallo por unanimidad: el árbitro Arthur Mercante dejó 8 asaltos por JF y 6 en favor de Ali, mientras que los jueces Artie Aidala y Bill Retch votaron 9-6 y 11-4, respectivamente. Faltaría añadir que los dos púgiles se prodigaron a tal grado en procura del triunfo que ambos fueron a parar al hospital por varios días, altamente compensado este percance con la bolsa, impensable para entonces, de $2.5 millones para cada uno.

Tres años después Ali y Frazier se vieron las caras por segunda ocasión, exactamente el 28 de enero de 1974 y el primero tomó desquite en pelea fuera de título por decisión unánime en el mismo Madison y en un tercer pleito de nuevo Ali terminó con el brazo en alto en el coliseo Araneta de Ciudad Quezón, Metro Manila, Filipinas, cuando su oponente no pudo acudir al llamado de la campana para el 15°asalto final, rendido por la dura refriega y por los 40 grados centígrados de temperatura. Un par de segundos después Ali se desmayó en su esquina.

Ali, el único que ha ostentado tres veces el cetro de todos los pesos (1964-74-78) cesó la actividad luego de 21 años (1960 al 81). Se fue con 56-5-0, 37 nocauts a favor, uno en contra y falleció en Scottsdale, Arizona, a los 74 años por complicaciones respiratorias agravadas por el Parkinson diagnosticado en 1984.

Frazier peleó entre 1965-81 y dejó registro de 32(27)-4 (3 KO)-1. Murió de cáncer hepático el 7 de noviembre de 2011, a los 67 de edad en su natal Filadelfia, Pensylvania.

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  Ali-Frazier sigue siendo la «Pelea del Siglo»

Por TIM DAHLBERG

La bolsa era enorme para su época — 2,5 millones de dólares para cada uno — y el escenario también para Muhammad Ali y Joe Frazier. Su primera pelea fue tan épica que se la llamó la Pelea del Siglo. Y 50 años después, ninguna le hace sombra.

Frazier era el campeón peso pesado invicto, un fajador con un gancho de izquierda capaz de noquear a sus rivales. Alí era… Alí, por más de que Frazier insistiese en llamarlo (Cassius) Clay y trataba de recuperar su nivel tras ser marginado del boxeo por más de tres años por negarse a ir a la Guerra de Vietnam.

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El combate se hizo el 8 de marzo de 1971 y el Garden se llenó de gente vestida al último grito de la moda, que por entonces reclamaba abrigos de piel largos, pantalones de terciopelo y sombreros con plumas. Y estamos hablando solo de los hombres. También había numerosas mujeres en minifaldas o vestidos largos. La gente era un espectáculo aparte.

Cerca del cuadrilátero, Frank Sinatra llevaba una cámara en sus manos y tomó fotos para la revista Life. Estaban los Kennedy en el edificio, junto con celebridades como Diana Ross y Woody Allen. También se hicieron presentes los astronautas de la Apolo 14, que habían alunizado. Todavía lucían las barbas que se dejaron crecer en el espacio.

“Todo el que era alguien estaba allí”, comentó Gene Kilroy, quien administró el dinero de Ali por mucho tiempo. “Si no estabas allí, es porque no eras nadie”.

Frazier era un fajador implacable que resentía a un rival que lo denigraba. Ali estaba recién entrando en forma. Era su tercera pelea desde su regreso al ring. Pero ya era The Greatest, el más grande de todos los tiempos, y sus admiradores no concebían que pudiese sufrir su primera derrota. Y menos ante Frazier.

Los insultos que se dijeron antes de la pelea fueron más allá de las tradicionales bravuconadas publicitarias y en ese terreno Ali ganó fácilmente, como de costumbre.

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Ali-Frazier intercambian insultos.

“Joe Frazier será una punching bag (bolsa de boxeo)”, pronosticó. “Ni parece un campeón peso pesado. Es demasiado bajo”.

Frazier era levemente favorito, 6-5, en una pelea que cautivó al mundo y que se esperaba generase de 20 a 30 millones de dólares, cifras astronómicas para la época.

Se transmitió en vivo por circuito cerrado a 370 sitios, incluido el estadio de béisbol Three Rivers de Pittsburgh, donde la gente soportó temperaturas de menos ocho grados centígrados (17 Fahrenheit) para ver una imagen muy mala en una pantalla instalada en el infield. En un anfiteatro de Chicago la policía tuvo que usar chorros de agua para aplacar a unos 1.000 aficionados revoltosos.

Los asientos pegados al ring costaban 150 dólares y los de las tribunas más altas 20. Se decía que los revendedores llegaron a cobrar 700 dólares por un boleto.

Fue algo más que una pelea por el trasfondo político y sociológico. Ali era adorado por muchos y también despreciado por muchos por charlatán, por su negativa a ser reclutado por el ejército y por ser musulmán. Frazier era un obrero del boxeo a quien Ali llamó “Tío Tom” porque decía que los blancos de Estados Unidos lo apoyaban a él.

Diez soldados estadounidenses morían a diario en Vietnam. Al mes siguiente, unas 200.000 personas marcharon pacíficamente hacia el Congreso en Washington para protestar por una guerra que parecía inacabable. Y de vez en cuando estallaban disturbios raciales a lo largo y ancho de un país muy dividido.

“Fue algo que rebasó el boxeo”, comentó Ed Schuyler Jr., periodista de la Associated Press que cubrió la pelea junto al cuadrilátero. “Había una mezcla de religión, patriotismo y, desde ya, racismo. Todo eso incidió”.

La pelea duró 15 intensos rounds. Frazier avanzaba agazapado, tirando sus ganchos de izquierda, y Ali lo recibía con veloces jabs y derechazos. Las piernas de Ali, sin embargo, no eran las de antes y a menudo tuvo que plantarse y fajarse, renunciando a la que había sido su mejor arma, su movilidad, el “toco y me voy”.

Se dijeron de todo mientras intercambiaban golpes. En determinado momento el árbitro Arthur Mercante les advirtió que dejasen de hablar tanto, pero ninguno lo escuchó.

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La habilidad de Ali ante el ataque de Frazier

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Ali sumó puntos en los primeros rounds, con jabs y derechazos que sacudían la cabeza de Frazier. Eran golpes duros a pesar de que ya no llevaban tanta velocidad, y no tenía problemas haciendo blanco en un rival más pequeño que él. Pero Frazier seguía presionando y su gancho izquierdo empezó a llegar con más frecuencia, sobre todo en el 11mo round, en que Ali recibió una paliza.

Ali, de todos modos, ganó el 14to y parecía estar llevando la mejor parte cuando Frazier soltó su mejor gancho de la noche. Repentinamente, Ali estaba en el piso. Logró pararse y terminar la pelea. Pero su suerte estaba echada.

Frazier ganó en fallo unánime más que nada porque se negó a perder.

“Nadie le hubiera ganado a Joe Frazier esa noche”, dijo Kilroy. “Joe estaba enchufado. Decía ‘estoy cansado de él, mis hijos van a la escuela y les dicen que su padre es un gorila’. Ali decía, ‘Joe sabe que lo hago para promocionar la pelea’. Yo le decía a Ali que ‘no, que él se lo toma en serio’. En el fondo, Joe odiaba a Ali”.

”¿Quién es el campeón? ¿Quién es el campeón? ¿Quién es el campeón?, gritó Frazier después del combate, aunque nadie lo hubiera pensado al verle la cara. Si bien el mentón de Alí estaba muy hinchado y se tuvo que hacer rayos x en un hospital, las lesiones de Frazier fueron más severas y requirieron una hospitalización.

Frazier dejó el ring como el campeón indiscutido de los pesos pesados. Pero Ali también salió ganando. Hizo una gran pelea y perdió dignamente.

“Querían una crucifixión, pero si piensan que eso es lo que se llevaron, no son buenos jueces del género”, escribió Hugh McIlvanney al día siguiente en el Guardian. “El grande era más grande todavía” después del combate.

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Al día siguiente Ali habló con la prensa, recostado en su cama en el Hotel New Yorker.

“Perder es una buena sensación”, expresó. “La gente que te sigue también va a perder. Hay que mostrarles cómo se pierde. Así veo yo esto de perder. Dentro de una semana será historia antigua. Los aviones se estrellan, un presidente es asesinado, un líder de los derechos civiles es asesinado. La gente se olvida de todo en dos semanas. Historia antigua”.

Al terminar la conferencia, Ali y Kilroy se subieron a una casa rodante que acababa de comprar y se fueron a la casa de Ali en Cherry Hill, Nueva Jersey. Los vecinos lo alentaron y Ali los invitó a su casa.

Ali ganaría el cetro pesado otras dos veces, una de ellas noqueando al formidable George Foreman tres años después en otra memorable pelea en Zaire que también fue catalogada como la mejor de la historia. Y se midió con Frazier otras dos veces, ganando en ambas oportunidades. La tercera fue una batalla campal en Manila — Ali dijo que nunca se había sentido tan cerca de la muerte —, de la que ninguno de los dos se recuperó plenamente.

“La leyenda de Ali es mucho más que la pelea del Madison. Después vino Manila, Zaire, recuperar el título de (Leon) Spinks y todo eso agrandó la leyenda”, expresó Schuyler. “Para Joe, eso fue todo. Le hubiera convenido retirarse después de esa pelea. Lo noqueó dos veces Foreman, perdió dos veces con Ali. Incluso cuando ganó, siguió a la sombra de Muhammad Ali. No había nada que pudiera hacer al respecto”.

Frazier murió en 2011, a los 67 años, amargado todavía por el trato que le dio Ali.

Ali, por su parte, pasó sus últimos años casi sin poder hablar por el mal de Parkinson. Falleció en 2016.

Medio siglo después, su épica batalla del Madison Square Garden sigue siendo recordada.

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Frazier demostró ser el mejor al ganar DU a Ali

Por SIMON PIÑA.-

Fue la pelea que generó más expectativa en la historia del boxeo. Se rompieron récords de salario, producción de dinero y de alcance en las transmisiones vía satélite. Ambos estaban invictos y sin duda, eran los mejores del mundo.

El escenario era considerado “La Meca del Boxeo Mundial”, el Madison Square Garden ubicado en la llamada Capital del Mundo, la ciudad de Nueva York.

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Poster Frazier-Ali.

Una vez en el ring ambos derrocharon calidad, fuerza, valentía y arrojo, lo que vino a completar la escena para que alcanzara una calificación como “La Pelea del Siglo”.

Los dos – muy maltrechos- fueron a dar al hospital después del salvaje encuentro.

Aún después de haber perdido claramente Muhammad Alí se quejó de la decisión y comenzó a hablar de revancha y de que, pese a la derrota se seguía considerando el verdadero campeón. Pero en la votación los jueces no tuvieron de acuerdo con Alí. El réferi Arthur Mercante votó 8-6-1; Bill Reach la vio 11-4 y Artie Aidala anotó 9-6; lo que quiere decir que los jurados vieron un triunfo inobjetable a favor de Joe Frazier.

La puntuación, aquella vez, no era 10-9 como ahora sino 1-0 por lo cual no cabe el comentario de que Frazier aseguró la pelea en el asalto 15 cuando derribó largo a largo a Muhammad Ali con un espectacular gancho de izquierda. De haber usado la votación 10-9, ese round hubiese sido 10-8 por el knock down, pero con el sistema que se empleaba en New York, quedaba 1-0 igual que un asalto cualquiera. Eso quiere decir que, con o sin caída Frazier era el claro ganador del gran combate.

Pero, de todos modos, Ali se batió como un león y dio la gran batalla durante los 15 rounds que duró la pelea. Demostró que estaba en inmejorables condiciones y que su poder asimilativo era algo sobre natural. En varios asaltos fue golpeado salvajemente, casi se queda en el asalto 11 en el cual fue zarandeado de esquina a esquina por “Smokin Joe”.

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En muchos episodios devolvió el castigo de Joe Frazier puño por puño, pero casi siempre prevalecía el prodigioso gancho de izquierda de la “Locomotora de Filadelfia”.

La máxima demostración de valentía la dio Alí en el último en el cual fue derribado a los 30 segundos al comenzar el asalto, le restaban dos minutos y medio que, en aquellas condiciones, parecían un siglo. Durante ese lapso aguanto, se amarró, e hizo de todo para aguantar a semejante Miura.

Logró sobrevivir apunta de valentía y aguante. Así terminó aquella disputa histórica que merecidamente ha sido calificada como la “Pelea del Siglo”.

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