Aquel 14 de septiembre de 1923, se calcula que unos 80 mil aficionados estaban reunidos en el histórico Polo Grounds de Nueva York para presenciar la que prometía ser «La Pelea del Siglo», entre el monarca de los pesos completos, Jack Dempsey y el aspirante argentino, Luis Ángel Firpo, El Toro Salvaje de las Pampas. 55 mil espectadores sentados en las distintas localidades y otros 30 mil esparcidos en el terreno de juego alrededor del ring, esperaban impacientes el sonido de la campana.
Era la quinta defensa del título que efectuaba Dempsey quien lo había ganado noqueando al gigante Jess Willard el 4 de julio de 1919 en Toledo, Ohio.
DATO
Dempsey había defendido ante cuatro aspirantes: Billy Miske, Billy Brennan, el célebre francés George Carpentier y Tommy Gibbons. A todos los noqueó menos a Gibbons.
Por su parte, Firpo llevaba 18 triunfos en fila, 16 por nocaut y en sus últimas había noqueado rivales de la talla de Billy Brennan y al excampeón mundial Jess Willard. Contó luego el propio Dempsey que Firpo y él se habían encontrado en una ocasión y el atrevido Firpo le dijo que pensaba destronarlo en un futuro cercano.
En Argentina, la atención era total. El país estaba paralizado alrededor de los aparatos de radio esperando por el primer Campeón Mundial de boxeo en la historia del deporte argentino.
En aquellos tiempos los boxeadores no eran tan metódicos ni estratégicos como ahora. Había muchos empujones, agarrones, golpes ilegales y los referís eran mucho más permisivos. Dempsey y Firpo salieron con todo y la pelea se desarrolló en la corta distancia. Eran dos pegadores feroces. Dempsey aferraba a su rival, pero a la vez, con una extraordinaria habilidad, disparaba golpes cortos y ascendentes por dentro.
De pronto uno de ellos acertó en el rostro de Firpo quien puso rodilla en tierra. El árbitro Johnny Gallaguer efectuó el conteo respectivo. Estos conteos de entonces sorprenderían a cualquier aficionado de estos tiempos por cuanto son muy rápidos y el rival se queda prácticamente encima de la acción y al concluir la cuenta, se arroja sobre el recién incorporado para acabar con él.
Hasta siete veces cayó a la lona Firpo, la mayoría por el salvaje castigo al cuerpo que le propinaba Dempsey. Algunas veces caía largo a largo y parecía que se quedaba, pero milagrosamente, se reincorporaba. La acción era continua.
En apenas dos minutos, Firpo había caído al enlonado siete veces. Pero he aquí que el valiente juniano, que nunca se rindió, logró conectar un puño que detuvo a Dempsey. Se lanzó al ataque y el campeón hubo de retroceder hasta las cuerdas.
Hasta allá lo siguió el Pampeano de Junín y lo atacó con izquierdas y derechas. Una derecha de Firpo estremeció al campeón quien trataba de capear aquel vendaval.
En su desesperación, Firpo golpeó a Dempsey y lo empujó por el pecho haciéndole caer fuera del ring entre las cuerdas.
En Buenos Aires el escándalo era demencial. Firpo estaba a pocos segundos de coronarse campeón mundial de peso completo. Sin duda la hazaña del siglo en Argentina y América Latina.
Dempsey cayó sobre las máquinas de los reporteros, los cuales, por acto reflejo, lo ayudaron a reincorporarse. El referí Johnny Gallaguer contaba desde el ring. El campeón logró regresar al ring cuando la cuenta iba por 15 o 17 segundos. Firpo atacó con lo que le quedaba y Dempsey buscaba amarrarse. La campana sonó y finalizó el infartante primer asalto.
Dempsey sale del ring producto de la acción de Firpo.
Con el corazón en la boca, los argentinos oyeron por la radio como los boxeadores iniciaban el segundo asalto. Firpo, todavía animado por la caída que logró, intentaba abrochar al campeón con uno de sus derechazos fulminantes. Pero Dempsey pensaba otra cosa y arreció sus anestesiantes ganchos al hígado.
Firpo cayó una octava vez y, otra vez, se reincorporó, pero ahora se veía cansado y golpeado. Otra derecha al cuerpo de Dempsey y Firpo cayó larga a largo, esta vez definitivamente.
Quienes vean el video de la pelea se darán cuenta que, una vez que Gallaguer terminó de contar los 10, el primero que se acercó a auxiliar a Firpo fue el propio Dempsey. Así concluyó este gran acontecimiento boxístico que, en su momento, fue bautizado como La Pelea del Siglo.
En Argentina, esta pelea dejó un recuerdo imperecedero al punto que la fecha de su realización -14 de septiembre-, fue instituido como El Día del Boxeador en el país sureño.
Asimismo, fue decisiva como estimulante para el desarrollo del pugilismo en los países del mar Caribe como Puerto Rico, Panamá y Venezuela.