Eldric Sella: Un sueño que duró muy poco.
La participación de un venezolano en el equipo de refugiados y su limbo burocrático han entrado en la molienda de crispación política venezolana.
Florantonia Singer.-
Eldric Sella: Un sueño que duró muy poco.
El sueño del venezolano Eldric Sella era boxear en unas Olimpiadas. Esta semana lo hizoç. El lunes estuvo 67 segundos en el ring y fue noqueado por el dominicano Euri Cedeño.
La pelea del caraqueño de 24 años, sin embargo, había comenzado mucho antes y todavía sigue. Sella participó como parte del equipo olímpico de refugiados que, por primera vez, en su segunda participación, acoge a un latinoamericano. Una delegación creada por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) para visibilizar la problemática de millones de personas desplazadas de sus países de origen por conflictos, crisis humanitarias y desastres.
Sella llevó a Tokio la bandera de 5,6 millones de venezolanos que se han ido del país petrolero huyendo de la pobreza y la crisis política.
“Vine como refugiado, pero, para mí, yo sigo representando a Venezuela, a los que se fueron y a los que están ahí y siguen luchando por un mejor país”, alcanzó a decir en la zona mixta, llevándose el puño a la boca y conteniendo las lágrimas luego del fugaz combate. Antes había pedido disculpas por no lograr el triunfo.
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Tras la derrota, ha quedado en un limbo. Trinidad y Tobago, el país que lo acogió en 2018 como refugiado, decidió no recibirlo de vuelta.
Sella solicitó asilo cuando viajó a una competencia de boxeo, un deporte en el que dio sus primeros puños a los nueve años en un gimnasio de la barriada 23 de Enero, en el centro de Caracas, un bastón político que todavía retiene el chavismo. Conocía mucho antes el país porque había ido a otras competencias.
También por familiares y conocidos que pasan temporadas trabajando para hacer dinero que les permita sobrevivir en Venezuela.
En medio del descalabro económico que se vive desde hace años en su país, Sella tomó la decisión de quedarse en Trinidad y Tobago, como otros 40.000 connacionales que residen allí, pese a la política hostil de deportaciones masivas y maltratos implementada en los últimos años, que también comienzan a aplicar otros países de la región, como Chile, por la presión de la llegada de más venezolanos.
En sus días como migrante y refugiado, Sella batía concreto y cortaba césped para sostenerse. “Cuando estaba mezclando concreto, pensaba en cómo eso me ayudaría en mi carrera de boxeo. Cuando estaba cortando césped, también pensaba en cómo ayudaría en el boxeo”, aseguró en entrevistas con Acnur.
Por Instagram se enteró de las becas olímpicas para refugiados y escribió varias veces para aplicar y finalmente quedó. Eso ocurrió a finales del año pasado, cuando comenzó su corta preparación para llegar a Tokio. En la selección para el equipo de refugiados competía junto a otros 28 atletas de países como Siria, Afganistán, Sudán del Sur, Afganistán y República Democrática del Congo.
A principios de este mes, Sella todavía esperaba la autorización del Ministerio de Seguridad Nacional de Trinidad y Tobago para viajar a Japón y regresar, según reseñó el diario local Newsday.
El boxeador llegó al combate en la arena Kokugikan, sin embargo, sin una vuelta a casa segura. Acnur ha confirmado que está buscando “la solución más adecuada” para el atleta y su familia ante este nuevo escollo. “Estamos muy orgullosos de los logros de Eldric como parte del Equipo Olímpico de Refugiados y estamos agradecidos por todo el apoyo brindado a él y a su familia hasta ahora”, dijo un portavoz del comisionado a Reuters.
La diplomacia olímpica ha comenzado a buscar un nuevo hogar para el deportista venezolano. Fuentes cercanas a la familia señalan que Ecuador y Uruguay estarían entre los países con los que están conversando para acogerlo.
El atleta y su padre, Edward Sella, que también es su entrenador en Trinidad y Tobago, han declinado hacer declaraciones sobre esas gestiones.
La participación de un venezolano en el equipo de refugiados y su limbo burocrático han entrado en la molienda de crispación política venezolana. El Gobierno de Nicolás Maduro ha acusado a Acnur de usar políticamente al boxeador para desprestigiar a Caracas.
“Eldric Sella no es refugiado, nadie lo persigue. Puede volver a casa cuando quiera. Migró a Trinidad y no le podía ser otorgado un estatus para el que no aplica”, escribió el canciller Jorge Arreaza en sus redes sociales.
Desde otros sectores del chavismo han disparado insultos y burlas sobre el desempeño del boxeador venezolano. “No es refugiado, ni es atleta”, dijo Diosdado Cabello, el número dos de Maduro, en su programa de televisión.
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