Mario González: El rol del tercer hombre en el ring.
Si bien los pugilistas son los protagonistas del combate, nuestra presencia en el ring es de especial importancia y debe enfocarse en la responsabilidad de determinar cuando un boxeador deja de ser un deportista y pasa a ser un paciente medico.
*Mario Gonzalez / Árbitro Internacional.-
El accionar del árbitro debe ser objetivo, siempre respetando la reglamentación correspondiente, siendo imparciales y ante todo no invasivos. Para que esto sea efectivo debemos estar preparados físicamente, debemos tener presencia y saber caminar el ring. Esto se logra con una constante capacitación a través de la realización de cursos y seminarios que nos mantengan actualizados ante eventuales reformas reglamentarias y la lectura de los mismos.
Es fundamental estar atentos a todas las acciones que susciten en el cuadrilátero, para así tener el control de la contienda. El árbitro no dirige, en realidad “conduce” la pelea. Para llevar a cabo esta conducción es necesario no cortar las acciones, por el contrario conducir mediante la palabra.
En la práctica esto se realiza manteniendo del contacto con los boxeadores/as a través de un encuentro previo en los vestuarios, en el cual se les recuerda casos puntuales del reglamento y la forma en que el tercer hombre va a trabajar. De esta manera se entabla un vínculo de confianza que les brinde tranquilidad y seguridad a la hora de subir al ring.
Asimismo es importante dejar trabajar libremente al rincón, no prohibiendo que den instrucciones o que cicatricen un corte, para no condicionar al boxeador. Un ejemplo claro en esto de no ser invasivos o no cortar las acciones seria, al momento de un enganche, dejar que se suelten solos. NO confundir in-fighting con cleench.
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El correcto desenvolvimiento de la pelea y de nuestro rol en el aspecto deportivo nos permite poner la atención en la función más importante del arbitro de boxeo pasa por la seguridad y salud de los boxeadores.
Y para esto hay una regla de oro: cuando se para una pelea SIEMPRE hay que sujetar, proteger al boxeador que está recibiendo mayor castigo, para evitar una mala caída.
En lo personal, trato de no ser invasivo en la pelea, conduciendo la misma con la palabra, no cortando las acciones y marcando las faltas en forma verbal. Tratando de estar siempre a dos metros de la pareja. Esta distancia me ayuda en caso de una seguidilla de golpes poder cortar la acción rápidamente. Si estuviera a cinco metros o más se corre el riesgo que el boxeador reciba golpes en exceso.
Cuando intervengo con el cuerpo y agarro al boxeador que esta recibiendo mayor castigo, inmediatamente llamo al médico. En el momento que hay un corte dejo 2 o 3 descansos para que el rincón pueda cauterizar y así no perjudicar al boxeador, también dejo que den la indicaciones que consideren correspondientes sin cortar esta acción.
Me gusta caminar el ring de manera tranquila, segura, con atención a los movimientos de la pareja, siempre teniendo en cuanta que los mas importante es salvaguardar la vida de los boxeadores/as. En caso de una caída, me agacho junto al boxeador y cuento en voz viva, en forma clara y precisa, para que quien esta en el piso sepa por los segundos que voy.
En todo momento tengo que tener presente que como arbitro soy parte necesaria del espectáculo, pero no el protagonista, este lugar le corresponde a los boxeadores/as. Y NUNCA olvidar que cuando se llama al médico, el hombre en cuestión, deja de ser deportista y pasa a ser paciente.
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Mario González: El rol del tercer hombre en el ring.
*Mario González, de nacionalidad argentina es un destacado árbitro internacional de la Federación Internacional de boxeo (FIB) con extensa trayectoria. Puedes seguirlo en sus redes Instagram (@mariohectorgonzalez) y Facebook (Mario Héctor González)