El 23 de mayo de 1977 se estrenaba Rocky en España. Una película que venía precedida de una gran fama, pues sólo unas semanas atrás se había llevado el Óscar. Una película que, en realidad, había nacido dos años antes, en un ring de Ohio y en una habitación de hotel de Los Ángeles.
El 24 de marzo de 1975 se enfrentaban en el Richfield Coliseum de Ohio Muhammad Ali y Chuck Wepner por el cinturón de los pesos pesados.
Un Chuck Wepner al que aquella oportunidad le había llegado como caída del cielo. Con 36 años, se encontraba ya en la recta final de su carrera. Una carrera que había pasado entre combates menores y muchas heridas. Cuando se enteró a través de la prensa no lo podía creer. ¿De verdad era él quien se iba a enfrentar a Ali? De verdad era él.
Todo había sido orquestado por el excéntrico promotor de boxeo Don King. Un Don King, por cierto, que quiso llevar el duelo a una especie de lucha racial. Tanto Wepner como Ali lo rechazaron de inmediato.
«Sólo he entrenado seis días. La pelea será un entrenamiento público, me voy a divertir», declararía Muhammad Ali justo antes del combate. Era su primera defensa de los títulos mundiales WBC y WBA, y consideraba que aquel duelo iba a ser un mero trámite para embolsarse una buena suma de dinero.
Con lo que no contaba era con que aquella era la oportunidad soñada por Wepner durante toda su vida. Aquella motivación, y un entrenamiento a conciencia, hicieron que el sangrador de Bayona (apodo por el que era conocido debido a la cantidad de ocasiones en que le habían tenido que coser las cejas) llegara en buena forma al que seguramente sería su último gran combate.
Sólo de esa forma se entiende la resistencia heroica que opuso durante todo el combate. Incluso, en el noveno asalto, logró mandar a la lona a Muhammad Ali. Hasta entonces, sólo Joe Frazier lo había conseguido. En toda la carrera de The Greatest, sólo cuatro boxeadores lo hicieron (también Sonny Banks y Henry Cooper).
«Volví a mi esquina y dije: ‘Arranquen el coche, nos vamos al banco, somos millonarios’. Pero mi mánager (Al Braverman) me respondió: ‘Es mejor que te gires porque se está levantando y parece furioso», recordó Wepner en 2019 en una entrevista publicada en The New York Times.
Ali se levantó de la lona para masacrar a Wepner.
Efectivamente, Ali se había levantado y, dolido en su orgullo, dio comienzo a una avalancha de golpes con la que quería aniquilar a su rival. Wepner resistió estoicamente seis asaltos más. Hasta que a falta de 19 segundos para finalizar el combate cayó derrotado por KO. Ali se llevaba la victoria y el título.
Se fragua ‘Rocky’
Todo aquello lo observó atónito desde una habitación de hotel en Los Ángeles Sylvester Stallone. Llevaba tiempo buscando una idea que le diera por fin la oportunidad de triunfar en el mundo del cine. Y se le acababa de presentar ante sus ojos.
«Quería escribir algo sobre cómo me sentía, pero mi historia no era muy comercial. Vi esa pelea y algo hizo click. Dije: ‘Ese soy yo, así me siento», contaría Stallone en 1988.
Pasado poco más de un año de aquel combate Rocky se estrenaba en Estados Unidos. Y tuvo un impacto inmediato. Recaudaría más de 117 millones de dólares solo en Estados Unidos, ganaría tres Oscar (mejor película, mejor dirección y mejor montaje), y lanzaría a Sylverster Stallone al estrellato . Rocky se convertiría en una película de culto para la eternidad.
En aquella gala de los Oscar de 1977, Muhammad Ali interrumpe a Stallone en el escenario al grito de «¡Soy el verdadero Apollo Creed! Robaste mi guión». Ambos bromen, amagan una pelea, y se abrazan.
Efectivamente, él era Apollo Creed. Y Chuck Wepner era Rocky Balboa. Aunque en su caso los abrazos tardarían más en llegar.
Tras reclamar durante unos años una parte del dinero recaudado por la película, en 2003 Wepner demandó a Stallone ante la Corte Superior de Nueva Jersey por violaciones a sus derechos de publicidad, presentando aspectos de su vida que habrían sido adoptados por el personaje de Rocky en la película. En 2006 llegaron a un acuerdo amistoso cuya suma no fue revelada. Se habla de 15 millones de dólares.
«Siempre amé al tipo, me hizo Rocky, pero necesitaba que él reconociera que yo era el verdadero Rocky», explicó Wepner.