Joe Louis y Billy Conn protagonizaron un combate histórico
Joe Louis y Billy Conn protagonizaron un combate histórico.
Jesús Cova.
El anuncio del combate por las fajas del Consejo Mundial, la Federación Internacional y la Organización Mundial(OMB) previsto para este sábado en el Madison Square Garden de Nueva York entre el invicto campeón Artur Beterbiev, de Rusia–que ha noqueado a sus 17 adversarios–y del monarca CMB, el estadounidense Joe Smith jr.(vencedor por KO del legendario peso mediano Bernard Hopkins, derrota que lo envió al retiro) nos llevó a hurgar en la historia a ver si en un lejano 18 de junio había tenido lugar un encuentro de igual o mayor importancia.
Hubo, en efecto, hubo uno que reunía tales características, aunque de mayor relevancia con respecto a los contrincantes, ambos hoy inmortales: Joe Louis, monarca de todos los pesos, y el hábil Billy Conn, quien unos meses antes había renunciado al cinturón semipesado de la NBA y de la Comisión Atlética de NY.
Louis, el “Bombardero Marrón”, está en los libros como el rey de todos los pesos con mayor número de defensas (26) y el de más tiempo en el trono de la máxima categoría con 11 años y 8 meses, entre 1937 y 1949.
Para muchos es el más grande campeón completo y regularmente se le sitúa en el 4° lugar entre los mejores púgiles de cualquier categoría.
Cuando con 27 años enfrentó a Conn sumaba 45 KO en 54 compromisos. Su sorpresiva y única derrota la había sufrido ante el alemán Max Schmeling, quien lo noqueó en el round 12. En un segundo pleito Louis fulminó al germano en el primer asalto. Ambos choques en el Yankee Stadium.
Por su parte Conn, que dependía de su depurado estilo defensivo y de gran velocidad de manos y pies, era nativo de Pittsburgh, con raíces irlandesas, de 24 años. Subió con 58-9-1 y solo 13 nocauts a su favor.
Hubo una notable diferencia en el tonelaje pues Louis pesó 199.1/2 libras y Conn dejó en el fiel 25 libras menos, es decir cerca de 12 kilos en favor del campeón. La pelea se montó en el estadio neoyorquino Polo Gounds.
Louis era el favorito en las apuestas. Nadie pensaba que a Conn le bastaría con su esgrima para contener al peleador de Alabama. Naturalmente, Conn confiaba plenamente en su victoria. Estaba seguro de que Louis no lo encontraría en toda la noche y que él bajaría del ring con la corona.
Eso parecía hacerse realidad hasta los 12 asaltos iniciales. Bajo el hoy eliminado sistema de rounds estaba adelante 7-5 y 7-4 y una tercera cartulina marcaba un empate a 6.
El aspirante no quería ser un campeón a los puntos y salió para el 13 con ese objetivo. Pero cometió un error fatal: tontamente buscó el KO y atacó a Louis y pasó lo inevitable: Louis lo zarandeó con un potente derechazo, lo cruzó con derechas e izquierdas y lo derribó por la cuenta completa a los 2”58”.
Cinco años y un día más tarde, el 19-6-46, volvieron a encontrarse. El resultado fue el mismo, pero en menos rounds: Louis lo pulverizó en el octavo. Se midieron en el hoy demolido Yankee Stadium. Unos 146 mil espectadores, cifra récord para el momento, la vio por TV en la primera transmisión en directo de una pelea.
Louis dio 207 libras (93,894 kilos) por 192 (82,556 kilos) de Conn, quien constantemente alardeaba de su velocidad a lo que Louis respondió con una frase luego popularizada: ”Él puede correr, pero no puede esconderse.” En efecto no pudo: a los 2.19 del octavo Louis lo hizo polvo.
Conn, alias The Pittsburgh Kid, terminó su carrera de 14 años con un récord de 63-11-1, 15 KO´s
Nacido en 1917, murió el 29-5-1993 en su ciudad natal.
Louis, acosado por el fisco por evasión de impuestos, terminó en la más absoluta miseria.
Peleó entre 1934-51 (17 años) y dejó marca de 66-3-0, 52 KO y 2 en contra, uno ante Schmeling, el otro frente a Marciano, revés que marcó su retiro y perdió una decisión con Ezzard Charles.
Murió el 12 de abril de 1981 (31 días antes de los 68 años de edad) de un infarto en un hospital de Las Vegas, ciudad en la que trabajaba como relacionista público de un hotel, que lo empleó solo por ayudarlo.
Fue enterrado en el Cementerio Nacional de Arlington por orden del presidente Ronald Reagan y los gastos de hospitalización y del sepelio corrieron por cuenta de amigo y exrival, Max Schmeling, entonces un próspero empresario.
Joe Louis y Billy Conn protagonizaron un combate histórico.