Connect with us

Published

on

Julio César Chávez el indiscutible número del boxeo Mexicano.


EDUARDO DOMÍNGUEZ / Medio Tiempo.

El César del Boxeo cumple 60 años.

Las golpizas que recibían Rodolfo y Rafael Chávez, verlos con el cuerpo molido y con solo unos pesos en la bolsa, habían convencido a Julio César (Ciudad Obregón, 12 de julio, 1962) de alejarse del boxeo para no generarle más sufrimiento a su madre Isabel González, aunque paradójicamente esa misma intención sería la que lo llevaría a gestar una de las historias más ricas en esa disciplina.

Si bien no vivían una pobreza extrema y la comida no faltaba en la casa –que durante un par de años fue un vagón en la Calzada Emiliano Zapata de la ciudad de Culiacán–, las necesidades siempre estuvieron latentes en la familia, por lo que Isabel debió lavar y planchar ropa ajena, labor que Julio detestaba y lo impulsó a convertirse en pugilista profesional para ganar dinero con el que buscaría sacarla de trabajar.

“Cuando sea boxeador, no voy a ser tan malo como mis hermanos, decía yo, porque a veces llegaban bien madreados; cuando yo sea boxeador la voy a sacar de planchar y lavar ajeno, porque para mí era muy triste verla hacer eso. Yo no sabía hasta dónde iba a llegar, yo lo que quería era sacar a mi mamá de trabajar, y empezó mi carrera”, comentó en una conferencia que ofreció en el año 2015.

De ese oxidado hogar en el que convivía con sus 10 hermanos pasó a Mazatlán, Tijuana, Los Ángeles, Nueva York y Las Vegas para ser el primer campeón mexicano en tres divisiones distintas, el único deportista tricolor capaz de convocar a 132 mil personas en el Estadio Azteca o el que acumuló 90 peleas invicto; se convirtió en un boxeador irrepetible.

DUARDO DOMÍNGUEZ Ciudad de México / 12.07.2022 09:51:00 Las golpizas que recibían Rodolfo y Rafael Chávez, verlos con el cuerpo molido y con solo unos pesos en la bolsa, habían convencido a Julio César (Ciudad Obregón, 12 de julio, 1962) de alejarse del boxeo para no generarle más sufrimiento a su madre Isabel González, aunque paradójicamente esa misma intención sería la que lo llevaría a gestar una de las historias más ricas en esa disciplina. Inicios de Julio César Chávez Si bien no vivían una pobreza extrema y la comida no faltaba en la casa –que durante un par de años fue un vagón en la Calzada Emiliano Zapata de la ciudad de Culiacán–, las necesidades siempre estuvieron latentes en la familia, por lo que Isabel debió lavar y planchar ropa ajena, labor que Julio detestaba y lo impulsó a convertirse en pugilista profesional para ganar dinero con el que buscaría sacarla de trabajar. “Cuando sea boxeador, no voy a ser tan malo como mis hermanos, decía yo, porque a veces llegaban bien madreados; cuando yo sea boxeador la voy a sacar de planchar y lavar ajeno, porque para mí era muy triste verla hacer eso. Yo no sabía hasta dónde iba a llegar, yo lo que quería era sacar a mi mamá de trabajar, y empezó mi carrera”, comentó en una conferencia que ofreció en el año 2015. De ese oxidado hogar en el que convivía con sus 10 hermanos pasó a Mazatlán, Tijuana, Los Ángeles, Nueva York y Las Vegas para ser el primer campeón mexicano en tres divisiones distintas, el único deportista tricolor capaz de convocar a 132 mil personas en el Estadio Azteca o el que acumuló 90 peleas invicto; se convirtió en un boxeador irrepetible. DICEN QUE JULIO ERA UN PREDESTINADO Isabel González suele recordar que Julio mostró sus cualidades para golpear desde el día que nació, porque rompió la fuente de un fuerte golpe: “Seguro va a ser futbolista o boxeador”, le comentaron las primeras personas en enterarse del nacimiento, premonición que se cumpliría, a pesar de que nadie en la familia estuvo de acuerdo. Julio tenía cualidades innatas y era bueno para las peleas callejeras, por lo que empezó a entrenar a hurtadillas, practicar en rancherías y gimnasios improvisados; cuentan que fueron cerca de 200 peleas las que tuvo, aunque la plaza pronto le quedó corta. No obstante, después de 43 peleas ganadas, le llegó la oportunidad por decisión de José Sulaimán, polémico jerarca del Consejo Mundial de Boxeo, quien dictaría que sería él quien se enfrentaría a Mario “Azabache” Martínez el 13 de septiembre de 1984 por el título superpluma vacante, lo que catapultó al estrellato al ‘César del Boxeo’. A partir de entonces caerían ante sus puños grandes de la talla de Roger Mayweather, Edwin Rosario, José Luis Ramírez, Meldrick Taylor, Pernell Whitaker, Rubén Castillo o Greg Haugen, por mencionar algunos, aunque también algunos peleadores de cuestionada calidad, y tras ellos vino la etapa más complicada de su vida: las adicciones. Ocurrió después de vencer a Héctor “Macho” Camacho en septiembre de 1992. ‘A LA NATURALEZA SE LE PASÓ LA MANO’ Entre conocedores del boxeo es constante el reconocimiento al ‘César del Boxeo’, aunque pocos son tan claros en su análisis como Nacho Beristain, quien ha sido un enamorado de las cualidades del sonorense. “Julio César Chávez fue un fenómeno del box; boxeaba bonito, pelaba bonito y se rifaba el físico espectacularmente; A la naturaleza se le pasó la mano con el güero. Ese pinche güero es una maravilla, todo lo hacía bien. Anuncian a Julio y la gente se va con él. “Sus upper, los golpes al cuerpo… era un peleador completo. Tenía una mano izquierda privilegiada, un gancho al hígado brutal; lo hacía muy bien, muy certero. Ese güero se cocinaba aparte”, comentó (Canal 22, 2011). Sin embargo, también hay quienes dudaron de sus capacidades, siendo uno de los más críticos José “Cholaín” Rivero, el estratega yucateco que estuvo en la esquina de Oscar de la Hoya en los dos triunfos ante Chávez. “Julio César Chávez es un peleador mediocre y la gente no lo sabe, porque la televisión engaña pero, sin duda, él no es el número uno; hay diez peleadores mejores que él. De la Hoya trató a Chávez como un chiquito y lo noqueó. Chávez no le dio un solo golpe, porque es un mediocre”, declaró a la Revista Replicante en el año 2019. 60 AÑOS PLENOS Y CON GANAS DE PELEAR La última pelea de Julio César se dio el 17 de septiembre de 2005, tras caer ante Grover Wiley, para dejar una marca de 115 encuentros disputados, de los cuales 107 Victorias (86 por KO), 6 derrotas y 2 empates, aunque no se alejó del todo, ya que en ocasiones realiza peleas de exhibición, a pesar del riesgo que corre. La leyenda mexicana tiene una placa en la cabeza que pone en riesgo su vida, sin que eso acabe con su ilusión de volver a pelear, ya que ahora tiene a Erik “Terrible” Morales como último objetivo, en el Estadio Caliente de Tijuana. “Quiero dejar un legado para los jóvenes, hacer una última exhibición después de los 60 años para que vean que los años son un mito”, aseguró hace unos días, en lo que sería un gran festejo de cumpleaños para alejarse en definitiva del boxeo, actividad que le dio alegrías, dinero, fama, adicciones y la satisfacción de ver a su madre disfrutar de la vida.

Ante Greg Haugen metió 132 mil personas en el estadio azteca.

Dicen que era un predestinado

Isabel González suele recordar que Julio mostró sus cualidades para golpear desde el día que nació, porque rompió la fuente de un fuerte golpe: “Seguro va a ser futbolista o boxeador”, le comentaron las primeras personas en enterarse del nacimiento, premonición que se cumpliría, a pesar de que nadie en la familia estuvo de acuerdo.


Julio tenía cualidades innatas y era bueno para las peleas callejeras, por lo que empezó a entrenar a hurtadillas, practicar en rancherías y gimnasios improvisados; cuentan que fueron cerca de 200 peleas las que tuvo, aunque la plaza pronto le quedó corta.


Julio César Chávez el indiscutible número del boxeo Mexicano.


No obstante, después de 43 peleas ganadas, le llegó la oportunidad por decisión de José Sulaimán, polémico jerarca del Consejo Mundial de Boxeo, quien dictaría que sería él quien se enfrentaría a Mario “Azabache” Martínez el 13 de septiembre de 1984 por el título superpluma vacante, lo que catapultó al estrellato al ‘César del Boxeo’.

A partir de entonces caerían ante sus puños grandes de la talla de Roger Mayweather, Edwin Rosario, José Luis Ramírez, Meldrick Taylor, Pernell Whitaker, Rubén Castillo o Greg Haugen, por mencionar algunos, aunque también algunos peleadores de cuestionada calidad, y tras ellos vino la etapa más complicada de su vida: las adicciones. Ocurrió después de vencer a Héctor “Macho” Camacho en septiembre de 1992.

Entre conocedores del boxeo es constante el reconocimiento al ‘César del Boxeo’, aunque pocos son tan claros en su análisis como Nacho Beristain, quien ha sido un enamorado de las cualidades del sonorense.

“Julio César Chávez fue un fenómeno del box; boxeaba bonito, pelaba bonito y se rifaba el físico espectacularmente; A la naturaleza se le pasó la mano con el güero. Ese pinche güero es una maravilla, todo lo hacía bien. Anuncian a Julio y la gente se va con él», señaló el veterano entrenador.

“Sus upper, los golpes al cuerpo… era un peleador completo. Tenía una mano izquierda privilegiada, un gancho al hígado brutal; lo hacía muy bien, muy certero. Ese güero se cocinaba aparte”, comentó.

Sin embargo, también hay quienes dudaron de sus capacidades, siendo uno de los más críticos José “Cholaín” Rivero, el estratega yucateco que estuvo en la esquina de Oscar de la Hoya en los dos triunfos ante Chávez.

“Julio César Chávez es un peleador mediocre y la gente no lo sabe, porque la televisión engaña pero, sin duda, él no es el número uno; hay diez peleadores mejores que él. De la Hoya trató a Chávez como un chiquito y lo noqueó. Chávez no le dio un solo golpe, porque es un mediocre”, declaró a la Revista Replicante en el año 2019.


Ver: Golovkin: Canelo sufre de efectos secundarios de ciertas sustancias


…Con ganas de pelear

La última pelea de Julio César se dio el 17 de septiembre de 2005, tras caer ante Grover Wiley, para dejar una marca de 115 encuentros disputados, de los cuales 107 Victorias (86 por KO), 6 derrotas y 2 empates, aunque no se alejó del todo, ya que en ocasiones realiza peleas de exhibición, a pesar del riesgo que corre.

La leyenda mexicana tiene una placa en la cabeza que pone en riesgo su vida, sin que eso acabe con su ilusión de volver a pelear, ya que ahora tiene a Erik “Terrible” Morales como último objetivo, en el Estadio Caliente de Tijuana.

“Quiero dejar un legado para los jóvenes, hacer una última exhibición después de los 60 años para que vean que los años son un mito”, aseguró hace unos días, en lo que sería un gran festejo de cumpleaños para alejarse en definitiva del boxeo, actividad que le dio alegrías, dinero, fama, adicciones y la satisfacción de ver a su madre disfrutar de la vida.

Julio César Chávez el indiscutible número del boxeo Mexicano.


Más deportes: http://entornointeligente.com/category/deportes