Un rudo y doloroso golpe sacudió tempranamente a la afición hípica, en particular, y al pueblo venezolano en general que le reconoció y admiró por décadas: el fallecimiento del doctor Virgilio Decán, más conocido como Aly Khan, a los 91años de edad, ocurrido en Caracas.
Digamos de entrada que «El Príncipe de la Narración Hípica», el más popular y mejor narrador de las carreras de caballos en el país –y buena parte de la región Latinoamericana–en la ya longeva historia nacional de la apasionante actividad, que cuenta con millones de aficionados, había nacido en el populoso y humilde barrio La Alameda de Ciudad Bolívar el 13 de julio de 1931, hijo de una modesta mujer, Soledad, de origen hindú, y de padre cuyo nombre se ignora aun cuando se ha dicho que era coronel del ejército de Juan Vicente Gómez, dato no fehacientemente confirmado.
El pequeño Virgilio Cristian alternó sus primeros estudios con la ayuda a su madre en las faenas del hogar. Una vez terminadas la primaria y secundaria se trasladó a Caracas, ayudado con una muy modesta beca de un ente gubernamental para iniciar estudios en el Pedagógico de Caracas. Para entonces ya tenía adentro el gusanillo de la locución.
En Ciudad Bolívar combinaba los estudios con la práctica del beisbol y con la transmisión de los juegos de beisbol y de las carreras de caballos, pero eran entonces solo amagos de la actividad que le haría famoso a posteriori.
Actividades estas que condujeron a aquel jovencito de la provincia guayanesa por la senda de la transmisión hípica, que le haría famoso nacionalmente, gracias a su singular estilo frente al micrófono para llevar las emociones de una carrera de caballos, estilo que, hay que repetirlo, no ha tenido igual en el país e inclusive en latitudes que van más allá de nuestras fronteras.
Uno de los profesores del joven Virgilio en el Pedagógico era el doctor Luis Delgado Campos, apodado «Doctor X», que compartía la docencia con la narración hípica de las carreras en el desaparecido hipódromo de El Paraíso, en un grupo que integraban también Eloy Pérez Alfonso (Mr. Chips), Juan Francisco Rodríguez (Don Fulgencio), José Eduardo Mendoza (Miralejos), Carlos León Garrido (Alejo Caminos) y el argentino Luis Plácido Pisarello.
Decán había obtenido el título de locutor en 1951, década en la que sucedieron los hechos que apretadamente se relatan. Para entonces era locutor comercial en Radio Cultura.
Un día cualquiera, ya integrado al equipo citado, «Miralejos”, el locutor principal (padre del dirigente de partido político en Venezuela y exgobernador de Miranda, Enrique Mendoza) no llegó a la cabina y, audazmente, Decán asumió la responsabilidad de narrar la carrera, en una distancia de 1.400. Lo hizo muy bien, con una detallada descripción y con impecable dicción.
El jovencito, de 18 años para el momento, esperó ser felicitado por su trabajo. No sucedió así: 24 horas más tarde fue despedido, posiblemente en castigo por su audacia.
No obstante, aquella decepción fue transitoria: poco tiempo después, acaso incentivados por la excelente difusión de
Junto al gran jinete venezolano Gustavo Avila.
aquella primera carrera narrada, ganada por la yegua Celaje, «Don Fulgencio», de Radio Continente, y «Mr.Chips», de Ondas Populares y Radio Caracas, decidieron sumarlo a sus equipos y unos meses después, hace ya 71 años (fue en septiembre de 1951), debuto formalmente por Radio Caracas y Ondas Populares al lado de Pérez Alfonzo (hermano del Padre de la OPEP, Juan Pablo Pérez Alfonzo), quien era el locutor hípico por excelencia y el más famoso del país.
Pasaría muy corto tiempo para que la posición cimera de Pérez Alfonzo en la actividad pasará a ser propiedad absoluta del joven guayanés que en ,1962 se graduó de abogado en la promoción «Rafael Pizani» de la UCV.
Signado por el éxito en cualquier faena profesional en que se desempeñara, también en el terreno de las leyes brilló aquel Virgilio Decán de la lejana Ciudad Bolívar.
Para ese 1962 año de su grado universitario el Virgilio Decán de La Alameda, salido de un hogar de penurias económicas, ya era Ali Khan más conocido que Virgilio Cristian Decán.
El apodo que le llevó a los oídos del pueblo hípico nacional e incluso al conocimiento de quienes antes de su aparición en escena no habían oído una carrera de caballos, fue obra del ingenio de «Don Fulgencio», quien vio en sus facciones un parecido al de los hijos de la India. Rasgos heredados de su madre.
El antecedente del apodo lo tomó «Don Fulgencio» del príncipe Ali Khan, hijo del Aga Khan, patriarca del mundo musulmán. (Un paréntesis necesario: Es costumbre que la grafía de su nombre artístico lo escriban Aly Khan, con Y en el primer nombre. Ignoramos si así lo escribió,” Don Fulgencio,» cuando lo bautizó y sea en verdad, así como deba escribirse.
No obstante, nosotros lo hemos escrito Ali, pues es un nombre de origen árabe derivado de Alá, uno de los 99 nombres de Dios, según la religión musulmana).
Dicho esto, último, es tiempo de regresar al comienzo. Nimbado por la fama ganada cabalgando sobre el potro del micrófono hípico, el doctor Virgilio Cristian Decán, Aly Khan o Ali Khan, como prefieran, no cedió jamás el lugar de privilegio como el más grande locutor hípico en los anales de una disciplina nacida oficialmente en el país en los años iniciales del siglo XX, tutelada inicialmente por Cipriano Castro y protegida más tarde por el Benemérito Juan Vicente Gómez y con el pasar del tiempo por los demás gobiernos que siguieron a aquellos primeros dos.
El Principe en la llamada «Bola Continental».
De regreso con El Príncipe de la Narración Hípica, concluyamos diciendo que un día cualquiera, indeterminado en el calendario, hizo mutis de la radio y de la televisión.
Solo de tanto en tanto se dejaba ver de nuevo por La Rinconada, para recibir uno que otro bien merecido homenaje, el último de ellos hará unas dos o tres semanas cuando se disputó el clásico que con justicia lleva su nombre.
Hoy, apenas hace unas horas, Venezuela se enteró, compungida, de la despedida física del Príncipe, como con cariño lo llamó su pueblo.
Es irrevocablemente seguro que todo el pueblo hípico y los venezolanos en su conjunto están unidos en el pesar que agobia a la familia y extiende, en especial a sus hijos, las cuitas por el deceso del doctor Virgilio Decán, Aly Khan, la voz hípica de Venezuela, desde esta mañana en el Reino de Dios.