El boxeo es el deporte que más satisfacciones le ha dado a México con una larga lista de campeones mundiales, entre los que destaca un púgil que jamás perdió una sola pelea. Su nombre es Ricardo López Nava, un peleador que hacía gala de su sobrenombre y hasta el día se su retiro supo mantener el invicto.
Nacido el 25 de julio de 1966, Ricardo ‘El Finito’ López se crió junto a su familia en la zona de Tacubaya al poniente de la Ciudad de México. Desde muy temprana edad se interesó en el boxeo gracias a que veía las peleas con su padre, teniendo como gran inspiración al mítico José Ángel ‘Mantequilla’ Nápoles.
Ricardo soñaba en convertirse en campeón del mundo y a la edad de nueve años comenzó a entrenar en el gimnasio conocido como Baños Lupita de Tacubaya. Aunque su padre no estaba contento con la decisión, López no dejó de luchar y tuvo la fortuna de coincidir con Arturo ‘Cuyo’ Hernández, considerado como uno de los mejores managers de México.
De la mano del ‘Cuyo’ Hernández, ‘El Finito’ descubrió que tenía unas facultades únicas para el boxeo, y a ello se sumó una gran disciplina y constancia. Muy joven clasificó a la justa olímpica de Los Ángeles 1984, pero su manager le aconsejó que hiciera a un lado ese sueño para debutar como profesional y así tendría más oportunidades de sobresalir.
Para el joven Ricardo fue una decisión difícil, pero escuchó el consejo del ‘Cuyo’ Hernández y el 18 de enero de 1985 debutó en la Arena Isabel de Cuernavaca, Morelos, ante Rogelio Hernández. López ganó por nocaut y significó el inicio de una de las carreras más importantes en la historia del pugilismo mexicano.
Saga histórica las dos peleas de Finito con Rosendo Álvarez.
López Nava ya figuraba en el panorama nacional y gracias a sus cualidades, el periodista Antonio Andere fue el encargado de bautizarlo como ‘El Finito’. En sus peleas, el cronista Jorge ‘Sonny’ Alarcón repitió el mote hasta el cansancio y aunque a Ricardo no le agradaba en un inicio, terminó por aceptarlo.
Aquel peleador que se inspiró viendo a los grandes ídolos del ring ahora estaba en camino de convertirse en uno de ellos. Con sus 165 centímetros de estatura deslumbró en cada una de sus peleas, hasta que se le presentó la gran oportunidad de ganar su primer título del mundo y no defraudó.
Fue el 25 de octubre de 1990 cuando ‘El Finito’ se presentó en el Korakuen Hall de Tokio, Japón, para enfrentar a Hideyuki Ohashi.
El nipón era el mejor de su momento en la división paja y López tenía escasas posibilidades de vencerlo, pero contra todo pronóstico lo derrotó por nocaut en el quinto asalto.
Finito López terminó su carrera invicto con 51 triunfos, 38 de ellos por nocaut y un empate.
Con su triunfo se coronó con el título del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y así inició una marca que incluso llegó al libro de récords Guinness. El 19 de mayo de 1991 expuso por primera vez su cinturón y así lo repitió en 21 ocasiones consecutivas, hasta el 7 de marzo de 1998.
Esa fecha quedó grabada en la mente de ‘El Finito’ por ser la única vez que no bajó del cuadrilátero con una victoria en su carrera. Ante la presencia de más de 50 mil aficionados en la Plaza México, Ricardo López empató con Rosendo Álvarez de Nicaragua, en un combate que siempre consideró como una derrota.
Meses más tarde, el 13 de noviembre de 1998, ambos pugilistas se volvieron a enfrentar en el Hilton Hotel de Las Vegas. López aprendió de sus errores y ganó por decisión dividida en 12 rounds, y al mismo tiempo se percataba que el final de su carrera estaba más cerca que nunca.
Finito López: El campeón que se retiró invicto.
Un récord difícil de superar
Campeón por el CMB, AMB, OMB y FIB, fue considerado como uno de los mejores libra por libra en la década de los 90, y el mejor peleador de peso mínimo en la historia del boxeo mundial. A la edad de 37 años protagonizó su última pelea y el resultado no podía ser otro que una victoria por nocaut.
El 29 de septiembre de 2001 se midió al sudafricano Zolani Petelo en el Madison Square Garden de Nueva York. ‘El Finito’ se impuso por la vía rápida en el octavo episodio.
Fueron 16 años y ocho meses sin perder una sola pelea como profesional, lo que le valió entre otras distinciones, ser inmortalizado en el Salón de la Fama del Boxeo en 2007.
Ricardo ‘El Finito’ López nunca se alejó del pugilismo, ya que siempre tuvo el deseo de transmitir sus conocimientos y así lo ha realizado en los últimos años como comentarista.