Leyendas del Boxeo
Bob Arum: Una verdadera leyenda del boxeo
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1 año agoon
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Boxeo PlusBob Arum: Una verdadera leyenda del boxeo.
Digan los que digan, piensen lo que piensen, Mr. Bob Arum, es una verdadera leyenda del boxeo mundial. Titulo que no está reservado únicamente a los principales protagonistas del deporte: los boxeadores, sino también a quienes hacen posible que el espectáculo exista.
Sin boxeadores no hay boxeo, pero sin promotores tampoco.
Es la gran realidad.
Con una carrera que se aproxima a las 6 décadas, Arum ha organizado mas de 2,500 carteleras internacionales, todas, como es su sello de fabrica, de gran factura.
Nacido el 8 de diciembre de 1931 en el barrio judío de Crown Heights (Brooklyn) y ya transitando la novena década de existencia tiene el privilegio de haber manejado cifras cercanas a los 10 mil boxeadores en una trayectoria que se ha paseado por 22 países en los cinco continentes.
Entre las estrellas que han pasado por sus filas figuran los celebres Muhammad Ali, Sugar Ray Leonard, George Foreman, Marvin Hagler, Óscar De la Hoya, Floyd Mayweather, Manny Pacquiao y Terence Crawford, entre muchos, muchísimos otros.
Fundada en 1973 y afincada en Las Vegas desde 1986 (antes tuvo su sede en Nueva York), Top Rank es la promotora más añeja de la actualidad y la que mejor supo adaptarse a los cambios en sus cinco décadas de existencia. De ello se ha encargado Arum, quien, pese a sus 90 años, sigue siendo el cerebro de la empresa, aunque le ha cedido la presidencia a uno de sus hijastros, Todd duBoef.
El nombre de este abogado graduado en la Facultad de Derecho de Harvard es sinónimo de boxeo, aunque a principios de la década de 1960 su destino parecía orientado a la función pública: trabajó como fiscal de distrito en Nueva York y luego en el Departamento de Justicia de los Estados Unidos durante los gobiernos de John Kennedy y Lyndon Johnson.
Ese último empleo, en tiempos en que el procurador general era Robert Kennedy, lo puso en contacto por primera vez con el pugilismo.
Bob Arum: Una verdadera leyenda del boxeo.
En septiembre de 1962, cuando era director de la División de Impuestos del Departamento de Justicia, le tocó efectuar la retención impositiva de las bolsas que Floyd Patterson y Sonny Liston cobrarían por su primer duelo por el título mundial pesado en Chicago. Como existía la sospecha de que el empresario Roy Cohn, organizador del evento, planeaba eludir al fisco con una triangulación al extranjero, Arum lo interrogó durante 10 jornadas. “Aprendí mucho sobre boxeo en esos días”, contó años más tarde.
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En 1965, ya desvinculado de la administración pública y en funciones en un bufete de abogados, volvió a tomar contacto con el pugilismo a través de uno de sus clientes, el publicista y productor televisivo Lester Malitz, vinculado a las transmisiones de boxeo. Fueron él y el jugador de fútbol americano y actor Jim Brown, que trabajaba con Malitz, quienes le propusieron que fuera promotor.
Brown lo puso en contacto con Muhammad Ali y luego con Elijah Muhammad, líder de la Nación del Islam, a la que pertenecía el monarca mundial de los pesados.
A partir de ese cónclave se transformó en el abogado y promotor de Ali. Su primera tarea fue organizar la tercera defensa del título del campeón de Louisville, que inicialmente iba a ser contra Ernie Terrell y terminó siendo, conflictos mediante, frente al canadiense George Chuvalo el 29 de marzo de 1966 en el Maple Leaf Gardens de Toronto.
“Este es un negocio duro, pero esa primera pelea fue, por mucho, la promoción más dura que hice”, recordó el año pasado.
Las dificultades surgieron a partir de la negativa de Ali de enlistarse en el Ejército estadounidense para ir a Vietnam. Convertido en el enemigo público número uno, el campeón fue rechazado en todos los estados de su país, por lo que la velada terminó celebrándose en Canadá y con Chuvalo como adversario.
Aquel evento se realizó bajo el paraguas de Main Bout, la empresa que Arum gestó junto a Jabir Herbert Muhammad, mánager del boxeador, y que en 1973 se convertiría en Top Rank.
Bob Arum: Una verdadera leyenda del boxeo.
Arum organizó otros 24 combates de Ali hasta 1978 (entre ellos, el que protagonizó ante Oscar Bonavena en Nueva York en noviembre de 1970 y luego también varias de las peleas más notables que el boxeo ofreció desde entonces: Sugar Ray Leonard-Roberto Durán, Alexis Argüello-Aaron Pryor, Marvin Hagler-Thomas Hearns, Michael Carbajal-Humberto González, Óscar De la Hoya-Julio César Chávez, De la Hoya-Félix Trinidad y la mayoría de las grandes presentaciones de Manny Pacquiao (ante Mayweather, De la Hoya, Juan Manuel Márquez, Shane Mosley, Miguel Cotto y Ricky Hatton, entre otros).
Arum fue el promotor del combate por el título ligero AMB en el que el Ray Mancini le ganó en Las Vegas en noviembre de 1982 a Kim Duk-koo quien falleció cuatro días después como consecuencia del castigo recibido.
Entre 1979 y 1982, en plena vigencia del régimen de apartheid y haciendo oídos sordos a la recomendación de la Organización de las Naciones Unidas, organizó veladas en Sudáfrica.
Incluso llevó sus espectáculos al territorio de Bophuthatswana, un estado creado por el Gobierno sudafricano cerca de la frontera con Botsuana y no reconocido por la comunidad internacional en el que había sido recluida la población de la etnia tswana, a la que se le había quitado la ciudadanía.
“Me da igual que Bophuthatswana sea una nación independiente o no, eso no tiene nada que ver con el boxeo. Prefiero que las Naciones Unidas determinen si esta gente es una marioneta o no. Mientras yo pueda hacer negocios, la política, francamente, me aburre”, reconoció el abogado en octubre de 1979, en la víspera de la pelea por el título pesado de la AMB entre el estadounidense John Tate y el sudafricano Gerrie Coetzee en Pretoria.
También fue pionero en llevar grandes carteleras a China, un país al que Estados Unidos identifica como su gran enemigo de estos tiempos.
“Es una nación de 1.400 millones de personas y que será una verdadera superpotencia. Si se hace bien, este será el principal público de boxeo en el mundo”, pronosticó en 2013.
Comenzó organizando funciones en Macao, conocida como Las Vegas de China (allí combatió Pacquiao dos veces), y luego se expandió a otras ciudades como Beijing, Shanghái, Qingdao y Jinan.
Más de cinco décadas en un negocio sumamente complejo han dejado manchas en el traje de Arum.
En 2000, debió aceptar una suspensión de seis meses en Nevada y pagar una multa de 125.000 dólares tras admitir que había pagado sobornos al fundador y presidente de la Federación Internacional de Boxeo, Robert Lee, para manipular los ranking del organismo.
Por ese testimonio (y otros en la misma línea), Lee fue condenado a 22 meses de prisión. Solo un par de años más tarde, el FBI inició una investigación alrededor de Top Rank por supuesto arreglo de peleas. La pesquisa se cerró en 2006 sin resultados positivos.
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También hubo varios boxeadores que le plantearon disputas legales por problemas contractuales. El último que lo hizo llevó las cosas más allá: en noviembre de 2021, Terence Crawford, campeón wélter de la Organización Mundial de Boxeo y uno de los mejores púgiles libra por libra de la actualidad, se desvinculó de Arum tras una década de trabajo conjunto y apenas unas semanas después lo demandó ante un tribunal de Nevada porque, según alegó en la presentación, los “repugnantes prejuicios raciales” del promotor le impidieron ganar millones de dólares.
Con 90 años, una fortuna estimada de 300 millones, Arum integra el Salón Internacional de la Fama del Boxeo, sigue manejando la carrera de campeones como Tyson Fury, Devin Haney, Artur Beterbiev o Shakur Stevenson y no tiene fecha de vencimiento.
Recientemente declaró cuando le preguntaron por su secreto para mantenerse vigente y señaló sin mayores reparos que se mantenía fumando marihuana en su rancho los fines de semana.
En 2013 le consultaron cuándo se retiraría y respondió que lo haría solo cuando lo introdujeran en un cajón de madera. Y al momento de pensar en su legado, se ilusionó:
“Me gustaría que me recordaran como alguien que fue justo con los boxeadores, desarrolló sus carreras, les pagó bien y se preocupó por ellos. Espero que en mi funeral, si algunos de los boxeadores están presentes, digan eso”.
Don King, su archirrival
Bob Arum tuvo un archirrival en el universo del boxeo: Don King, quien, al igual que él, ya ronda por los 90 años. Durante más de cuatro décadas, cruzaron insultos, acusaciones y demandas, e intentaron muchas veces arrebatarse boxeadores (varias con éxito), pero también compartieron negocios.
Desde que debieron trabajar juntos por primera vez en la organización del tercer enfrentamiento entre Muhammad Ali y Joe Frazier en Manila en 1975, su relación fue tormentosa. Incluso una leyenda no confirmada por ninguno de los dos asegura que King, un buscavidas de Cleveland que había cumplido pena de prisión por homicidio antes de vincularse al boxeo, llegó a contratar a un grupo de sicarios para asesinar a su némesis.
King definió a Arum como “maestro del engaño”, “apóstol del apartheid” y “esclavista”, y aseguró que era “una de las personas más taimadas y malvadas” que había conocido.
Arum describió a King como “canalla”, “tramposo” y “charlatán”, y sostuvo que era “un cáncer para el deporte” y “una vergüenza para los negros”. Nada de ello fue óbice para que juntos fraguaran duelos como Leonard-Durán en 1980, Chávez-De la Hoya en 1996 o De la Hoya-Trinidad en 1999.
También la política doméstica los separó antes de las elecciones presi
denciales de 2016. King participó activamente de la campaña de Donald Trump, con quien había trabajado en las décadas de 1980 y 1990 en la promoción de eventos que se llevaban a cabo en los casinos del magnate.
Históricamente cercano a figuras demócratas de peso (aunque siempre se definió como un votante independiente), Arum apoyó abiertamente la candidatura de Hillary Clinton.
Mientras Arum está activo con su empresa Top Rank, King se ha ido alejando del boxeo y apenas organiza dos o tres carteleras al año.
Recientemente la AMB los reunió en una conferencia vía zoom cuando en medio de la pandemia debió celebrar su convención por la vía digital. Allí coincidieron en un tono cordial y respetuoso estos dos magnates del boxeo, viejos adversarios que revolucionaron en sus tiempo el boxeo a escala mundial.
“Don era un oponente digno. Nunca ha habido un mejor vendedor en el boxeo que él. Él era mi vara, fue un tipo que me hizo trabajar muy duro. Creo que me hizo un mejor promotor, al igual que yo lo hice a él”, dijo Arum sobre King quien devolvió sus palabras afirmando que esta rivalidad lo hizo superarse al 100.
“No sabría lo bueno que soy si no tuviera a Bob para compararme. Tiene un gran talento y un gran ingenio. Me hizo trabajar el triple para intentar estar por delante de él. No tengo más que admiración y respeto por Bob”, dijo King.
Como ven, Arum es una leyenda del boxeo. Un verdadero Salón de la Fama.
Bob Arum: Una verdadera leyenda del boxeo.
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