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60 años de aquella revancha entre Liston y Patterson.


Se cumplieron 60 de una revancha total y absolutamente necesaria entre el rey de los pesos pesados Sonny Liston y su retador Floyd Patterson.

Liston, al que se le había hecho esperar su oportunidad por el título y que había despojado brutalmente a Patterson de la corona en poco más de dos minutos en septiembre de 1962, hizo picadillo a Floyd por segunda vez 10 meses después.

La revancha duró un poco más, pero no mucho: los obuses de Sonny necesitaron cuatro segundos más para eliminar a Patterson en la innecesaria secuela. Liston parecía realmente preparado para un largo, largo reinado como campeón.

60 años de aquella revancha entre Liston y Patterson.

Las manos de Liston entraban como cuchillo caliente en mantequilla a la humanidad de Patterson.


Y puede que el ex presidiario convertido en una máquina de combate magníficamente intimidante hubiera conservado el título todo el tiempo que hubiera querido si no hubiera sido por un hombre: Cassius Clay/Muhammad Ali. Pero ésa es otra historia.

De momento, en el verano del 63, Liston había hecho la primera defensa del campeonato y los expertos en boxeo le comparaban con los grandes del pasado. Algunos decían y todavía dicen que Liston tenía el mejor jab de los pesos pesados junto al querido Joe Louis. y que el poder demoledor de Liston era el más destructivo jamás visto en la división de los pesos pesados. Otra historia.


Liston tenía unas manos enormes, unas manos que infligían daño a todo aquello con lo que entraban en contacto.   


Patterson no tenía ninguna oportunidad, y lo sabía. También lo sabía el entrenador de Floyd, el único Cus D’Amato. Pero dos veces Patterson subió a las cuerdas para enfrentarse a la ira de Liston, el hombre que había limpiado la división de todos los contendientes dignos, pero que tuvo que esperar su oportunidad (Liston se encargó de Cleveland Williams (dos veces), Nino Valdes, Roy Harris, Zora Folley y Eddie Machen mientras se acercaba al título que sabía que ganaría si le daban una oportunidad).

Y así fue como Liston atravesó dos veces a Patterson como un cuchillo caliente atraviesa la mantequilla. Los aficionados no obtuvieron mucho valor por el dinero invertido en estos dos combates, pero tuvieron el privilegio de presenciar a un golpeador puro y devastador hacer su trabajo de una manera escalofriante. 

Liston nunca revelaba demasiado verbalmente; su aversión y desconfianza hacia la prensa era bien conocida, y Sonny, según admitió él mismo, no decía demasiado a los medios. «Sólo sé unas pocas palabras, y las he dicho todas», dijo Liston en una ocasión, sonriendo mientras hablaba con un periodista.


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En cambio, Liston se expresaba en el cuadrilátero, con su poder junto con su subestimada habilidad boxística, que le servían con tanta eficacia.

Y algunos dicen que Sonny merece ser clasificado como uno de los mejores pesos pesados de todos ellos. Sólo dos retenciones del título, esas dos humillantes derrotas a manos de Ali, y el hecho de que Liston tuviera que esperar hasta ser un «anciano» antes de tener una oportunidad por el título – todos estos factores afectan a la forma en que los aficionados clasifican a Liston entre los grandes.

Pero en su mejor momento (lo más cerca que podemos calcularlo en términos de edad real), en los años 1959, 1960 y 1961, Charles L. «Sonny» Liston pudo haber estado tan cerca de ser imbatible como cualquier otro peso pesado que hayamos visto.


Liston terminó su carrera con un record de 50 victorias, 39KOs y 4 derrotas. Su último combate fue ante Chup Wepner a quien venció por abandono en el noveno round.


60 años de aquella revancha entre Liston y Patterson.


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