La maestría defensiva de Locche lo convirtió en «Intocable».
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Nicolino Locche fue sin lugar a dudas uno de los personajes más pintoresco y trascendentales en la rica historia del boxeo, desde su singular personalidad hasta su estilo poco ortodoxo que maravilló al público de cada sábado por la noche en el Luna Park que le acuñó el apodo que se tornó un sinónimo de su nombre: «El Intocable».
Locche nació en Las Heras, provincia de Mendoza, y es en su provincia natal que dio los primeros pasos antes de emprender el viaje a Buenos Aires y convertirse en una fija en las veladas de boxeo en el míticomicroestadio porteño emplazado entre las avenidas Corrientes y Madero, donde fue bautizado como «El Intocable».
Quien adjetivó de tal manera al futuro campeón del mundial AMB de los Superligeros fue Piri García, periodista de El Gráfico en una clara referencia a su manera de defenderse dentro del ring y un guiño a la serie de televisión de la época «Los Intocables».
Los vídeos son la mejor evidencia posible para entender cómo el mendocino se ganó un mote tan inusual en un mundo como el boxeo.
La maestría defensiva de Locche para esquivar los golpes lo convirtieron en un ídolo popular sin precedentes para el deporte y ese estilo «showman» que parecía que bailaba sobre el ring fue lo que lo convirtió en la máxima atracción del Luna Park durante muchos años.
Tal fue la relevancia histórica que se lo ha mencionado en canciones de su época hasta en tiempos modernos.
El Intocable tocó el cielo con las manos un 12 de diciembre de 1968. El artista del deporte nacional tuvo su obra maestra al vencer a Takeshi Fuji, quien no logró conectar al argentino y sufrió tal castigo que no salió a disputar el décimo round.
Locche se consagró campeón del mundo por primera vez en su carrera y logró defender su corona en siete oportunidades antes de caer con el panameño Alfonso Frazer.
Luego de colgar los guantes en 1976 con un récord de 117 victorias, 14 empates y solo 4 derrotas en una carrera que duró 18 años, Locche volvió a vivir en su Mendoza natal donde fallecería a sus 64 años en septiembre del 2005 producto de sus problemas debido a sus adicciones al alcohol y al cigarrillo.
La última vez que el público argentino vio al Intocable fue en un momento más que emotivo, ya que 36 años después de su triunfo sobre Fuji fue presentado por primera vez con el verdadero cinturón de campeón mundial; dado que aquella noche en el Kuramae Kokugikan se le fue otorgada una réplica.
La maestría defensiva de Locche lo convirtió en «Intocable».