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Se enfrentan el «bueno grande y el bueno chiquito»

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Se enfrentan el "bueno grande y el bueno chiquito".

Se enfrentan el «bueno grande y el bueno chiquito»


JESÚS COVA


Suponemos que el viejo axioma a que alude el título, que se completa con “…le gana al bueno chiquito”, es de sobra conocido por quienes leen esta nota cuyo propósito último es el de comentar, con pretensiones de vaticinio, la muy esperada y promocionada pelea de este sábado 30 de septiembre en el ring del T-Mobile Arena de Las Vegas, Nevada, con aforo para unas 20 mil personas, que animarán el mexicano Saúl “Canelo” Álvarez y el estadounidense Jermell Charlo, campeón superwelter, también indiscutido, quien intentará arrebatarle a aquél las 4 fajas de la división supermediana que tiene en la cintura desde hace dos años.

Por supuesto, debemos adelantarnos en asentar que no vaya a creerse que dicha máxima o proverbio se cumple inexorablemente. Se dan las sorpresas que la derriban pues, como también reza el refranero, a veces salta la liebre. Cuando menos se espera. Sin embargo, dudamos que tal cosa ocurra ahora.

En este caso, ese “bueno grande…” es el jalisciense que subirá con las apuestas a su favor en proporción de 4-1 hasta el martes 26. Antes debe explicarse que lo de “bueno grande” tiene que ver con el peso de uno y otro, que no con la estatura de los contendientes. 

En lo último, es decir la altura, Charlo supera al rival por diez centímetros con sus 183 centímetros y alcance de 189 vs. los 173-179 del latino. Esa ventaja física del aspirante se esfuma en lo tocante al peso corporal: el “Canelo” es el rey de las 168 libras, vale decir que su tonelaje oscila entre los 72,510 y 76,203 kilos, mientras que Charlo domina en las 154 libras o 69,853 ks.

Esto es, 14 libras por debajo, poco más, poco menos, de 7 kilos. Tal diferencia pudiera ser decisiva…pero solo teóricamente.

Si la pelea terminara en el round 12 la decisión estará a cargo de los jueces Max de Luca, de California; Donald Sutherland, Oklahoma y Steve Weisfeld, de Nueva Jersey, con Harvey Dock, igualmente de Nueva Jersey como tercer hombre. Fueron nombrados por la Comisión de Nevada.

La bolsa de los peleadores no ha sido revelada. Se sabe, sí, que Álvarez tiene un contrato a largo plazo de $100 millones para sus próximas tres peleas con la empresa Premier Boxing Champions, que montará el evento de Las Vegas.


Se enfrentan el «bueno grande y el bueno chiquito».


DURA PRUEBA PARA AMBOS

Lo dicho antes no significa en modo alguno que para el de Guadalajara el compromiso resultará un embrollo de fácil resolución. Al contrario, Charlo, apodado Iron Man, de 33 años, la misma edad de Álvarez, es un peleador duro de pelar, tanto como su gemelo Jermall, Hit Man, titular mediano del CMB y de quien se pensaba sería al final el adversario escogido por los manejadores del azteca. 

Jermell tiene una marca de 35 peleas ganadas, 19 por KO, una derrota y un empate, aun cuando no hay en su récord nombres de resonancia mundial para el ambiente boxístico. Pero es, sin dudas, poseedor de una veloz mano derecha, bastante hábil a la defensa y cuenta con las armas necesarias como para poder contener al campeón, vencedor por nocaut en 39 de 59 victorias, 2 tablas y solo 2 fracasos, el primero a los puntos hace 10 años frente al hoy retirado Floyd Mayweather, el otro en mayo del año pasado contra el ruso Dimitri Bivol, quien lo batió por DU cuando “Canelo” pretendió apoderarse del cetro semicompleto de la AMB, división que dominó brevemente en la versión OMB cuando noqueó en 11 rounds al ruso Sergey Kovalev en noviembre de hace 4 años y que nunca defendió. 

Álvarez debutó profesionalmente a los 15 años y en 18 de actividad ha sido campeón superwelter, mediano y semipesado además de indiscutido soberano supermediano, los cinturones que arriesgará el próximo sábado, como se dijo, conquistados con un KOT11 sobre el estadounidense Caleb Plant, victoria que marcó un hito histórico al convertirse en el primer púgil latinoamericano en lucir 4 cinturones simultáneamente, los que pondrá en juego este sábado, tal se dijo. 


Un triunfo del mexicano dejaría puesta la mesa para un par de peleas más: la revancha contra Bivol para dejar despejada cualquier duda  y con el noqueador David Benavidez, al cual ha dejado hace rato en lista de espera.


Charlo no pelea desde el 14 de mayo de 2022, cuando noqueó a Brian Castaño en la pelea en que ganó las 4 coronas, segunda entre ambos luego de un   empate en julio del año anterior.

Previamente había noqueado en 11 a Tony Harrison en diciembre de 2019 y al dominicano Jeison Rosario en 8 el 26 de septiembre de 2020.


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Se enfrentan el «bueno grande y el bueno chiquito».


FLOTAN LAS DUDAS….

Exprofeso dejamos para esta exposición el epílogo de la nota. 

Sin embargo, luego del sonoro e histórico triunfo sobre Plant, el de Jalisco, quien es sin dudas –a contramano de lo que opinan no pocos entendidos– uno de los mejores boxeadores mexicanos de la historia. “Por sus obras los conoceréis”, dijo Jesucristo en el Sermón de la Montaña–, dejó la mayoritaria impresión de que pareció haber entrado en proceso de declive.

Después de aquella rotunda victoria sobre Plant enfrentó por el cetro al semicompleto ruso Bivol, quien lo dominó con relativa facilidad en fallo cuestionado de un triple cerrado 115-113-la mayoría vio a Bivol como franco ganador- y a continuación venció opacamente a Gennady Golovkin en la tercera pelea entre ambos, de las que ganó dos con un empate, y en la más reciente batió por unanimidad al inglés John Ryder, sin verse muy convincente, el 6 de mayo de este año.

Esas 2 grises actuaciones son las que han generado las dudas alrededor de “Canelo”. Para muchos, reiteramos, tales demostraciones parecieran indicar que el camino triunfal se le está cerrando ya. Por esa razón han crecido las dudas con respecto a lo que pudiera ocurrir en Las Vegas este sábado y la incertidumbre flota en el medio. 

No obstante, todavía así quien escribe presume que “Canelo” Álvarez terminará con la mano levantada por el árbitro. Y, por lo destacado en el título, lo de que “el bueno grande siempre…,.”, debe conseguirlo por cualquier de las dos vías posibles. Aunque se supone que un cierto trabajo debe costarle…


Se enfrentan el «bueno grande y el bueno chiquito».


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