El trabajo de Vianello fue precisó y con poderosos ganchos y uppers logro cerrarle a partir del tercer round a un lento Makhmudov, que ademas comenzó a desgastarse.
La hinchazón comenzó en el tercer asalto, invadiendo el ojo de Makhmudov desde abajo, y para el séptimo, la deformidad empezaba a extenderse por su frente.
Después de dejar que Makhmudov pasara varias inspecciones, el médico finalmente había visto suficiente, y el árbitro Albert Padulo Jr. detuvo oficialmente la pelea a su consejo.
A pesar de venir de una derrota, Vianello (13-2-1, 11 KOs) boxeó desde el principio con una confianza visible – comprensible dado que superó las expectativas de la mayoría de los observadores al perder por decisión dividida ajustada frente a Efe Ajagba en abril.
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Makhmudov, por otro lado, dos peleas después de su única derrota previa, por detención en el cuarto asalto ante Agit Kabayel el pasado diciembre, estaba lento y rígido y nunca pudo encontrar su ritmo.
Vianello ganó todos los asaltos en la batalla de gigantes de 6 pies 6 pulgadas, y ninguno de esos asaltos requirió debate interno para puntuar.
El italiano usó sus piernas y boxeó a Makhmudov (19-2, 18 KOs) desde el principio, mezclando su ataque y manteniendo a “El León” desbalanceado.
Vianello lo estaba haciendo parecer fácil – y una vez que el ojo de Makhmudov comenzó a hincharse en el tercer asalto, se volvió aún más fácil.
La estrategia de Makhmudov se convirtió en intentar atropellar a Vianello, pero “El Gladiador” se movió inteligentemente hacia su derecha, lanzando golpes que el ruso radicado en Montreal no podía ver venir.
Para el quinto asalto, aunque Vianello sufrió un corte por un choque de cabezas, Makhmudov miraba cada vez más hacia su esquina, como si buscara rescate, a medida que su visión empeoraba.
Padulo le descontó un punto a Makhmudov en el sexto por empujar a Vianello con su antebrazo y en el séptimo, Vianello logró un derribo que Padulo no vio, con el guante de Makhmudov tocando claramente la lona.
Una combinación de derecha e izquierda pronto tambaleó a Makhmudov contra las cuerdas, y era evidente para casi todos al final del asalto que la pelea no debería continuar.
