«Divina» victoria de Espinoza sobre Vásquez.
JAIRO CUBA /ENVIADO ESPECIAL / LAS VEGAS.
Rafael «Divino» Espinoza asumió con humildad la gran responsabilidad del ser la cara del boxeo mexicano en la celebración de las fiestas patrias de mayo al despachar de manera categórica a Edwin Vásquez a quien demolió durante los siete rounds que duró la pelea en la arena T-Mobile de esta ciudad.
Lo de Espinoza fue sencillamente «divino». El mexicano demostró maestría, uso correcto de la distancia con su privilegiada estatura ademas que exhibió un jab de derecha que mantuvo siempre a raya y fuera de distancia a Vásquez.
Desde el primer round Espinoza hizo gala de su jab. Un jab duro, a veces un recto. Cuando Vásquez se acostumbró buscando la manera de evitarlo, el campeón cambio la distancia my se puso cercano al retador y fue allí donde demostró maestría y sapiencia exhibiendo un upper de antología.
O mejor dicho, unos uppers de antologia porque los conectó con ambas manos.
A medida que transcurría el combate Espinoza se crecía y Vásquez disminuía sus capacidades. Era cuestión de tiempo porque a su repertorio le agregó algunos ganchos que desarticularon al retador, que intentó en vano hacer ajustes.
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Espinoza demostró que es un peleador con todas las de la ley. Maneja la distancia, jabea con solvencia, contragolpea cuando necesita hacerlo y cuando se acerca es demoledor con los uppers, una extraña combinación de uppers, que pocos lo hacen.
Ya después de seis rounds el final estaba cerca hasta el que referí se apiadó de Vasquez en el séptimo round y terminó decretando el nocaut técnico a favor de Espinoza que obtuvo una divina victoria.
La victoria le abre nuevas perspectivas al mexicano que afirmó que quiere pelear contra los mejores pero también dio buenas noticias al boxeo después de dos programas previos en Nueva York y Riyadh donde privó la improvisación de los advenedizos de este tiempo.
Espinoza merece más. Merece encontrarse con Nick Ball y merece llegar a superpluma y a superligero.
El mexicano es una rara combinación de buen cantante y mejor boxeador. Con una humildad que traspasa fronteras y que esta noche asumió con modestia el papel del ser la cara del boxeo mexicano.
«Divina» victoria de Espinoza sobre Vasquez.
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