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Wassem noqueó a Oronó en una noche WBA en Pakistán.


Rowerth Goncalves / Prensa WBA.


Quetta, una ciudad más acostumbrada a las montañas que al rugido del público frente a un cuadrilátero, se convirtió el sábado en el epicentro de una velada histórica. Tres combates, tres títulos en juego y una sola conclusión: el boxeo ya no tiene fronteras gracias al impulso de la Asociación Mundial de Boxeo (WBA).

Esa noche en Pakistán fue una prueba viviente de ello.

En la pelea estelar, Muhammad Wassem, el héroe local, se impuso por nocaut técnico en el noveno asalto al venezolano Winston Oronó. Ambos llegaron al combate por el título WBA Gold en peso gallo con la promesa de dejarlo todo.

Y cumplieron. Oronó no se achicó frente al ambiente adverso. Plantó cara, conectó y aguantó. Pero Wassem tenía un motor que no se apagaba. Fue presionando, golpeando con ritmo y cada vez con más fuerza.

En el noveno, encontró los huecos y no perdonó. El árbitro detuvo la pelea, y Quetta estalló. El cinturón se quedó en casa.


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Ese espíritu de internacionalización también estuvo presente en los otros dos combates. El británico Alex Dilmaghani venció por decisión unánime al argentino Yermi Peralta Jiménez.

Fue una clase de técnica, movilidad y control. Las tarjetas fueron contundentes: 99-91, 99-91, 99-91. Dilmaghani se llevó el título WBA Asia South en peso ligero.

Luego fue el turno del marroquí Tarik Zaina, quien necesitó apenas cuatro asaltos para despachar al filipino Marvin Esquierdo por nocaut.

El título WBA Asia South en peso superligero encontró nuevo dueño tras un derechazo certero que cerró el combate.

Más allá de los resultados, lo que se vivió fue la confirmación del proyecto de globalización del boxeo por parte de la WBA.


Wassem noqueó a Oronó en una noche WBA en Pakistán.