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Harry Greb: “El Molino de Pittsburgh” .


JESÚS COVA

Harry Greb. Es seguro que ese nombre nada les dice ni ningún recuerdo les trae. Es comprensible que suceda en cuanto concierne a los nuevos seguidores del boxeo  -Incluso a pocos de los más antiguos-, pues formó parte de una remota generación de gladiadores, mediada la primera y fines de la segunda década del siglo XX, esto es, de hace poco más de 100 años lo cual es ya una larga distancia en el tiempo.

Todo lo dicho nos lleva a suponer que no ha de pasar del 1,5%, solo por decir un porcentaje, los que pudieran saber de quién se trató, entre la casi totalidad de quienes qhora leen esta nota. 

Al margen de lo dicho, o mejor, en concordancia con lo expuesto, bien podemos adelantar que Harry Greb fue un peleador de esos que aparecen esporádicamente, solo de tanto en tanto…Pero  mejor que sigan leyendo para que conozcan un poco más de él y de lo que fue, en la micro- biografía deportiva, con una que otra laguna, que les ofrecemos en las líneas siguientes: 

Harry Greb a secas, Edward Henry Greb de nacimiento (Pittsburgh, Pennsylvania, 6-6/1894- Atlantic City, New Jersey, 22/10 1926), era hijo de alemán con madre de igual ascendencia. Fue llamado “The Pittsburgh Windmill (“El Molino de Viento de Pittsburgh)”, por su estilo huracanado de combatir.

Los viejos cronistas de la historia del ring lo colocaron habitualmente en las listas de los más prestigiosos exponentes de la antigua disciplina de los golpes. 

The Ring lo distinguió hace algunos años como el segundo mejor de los últimos 80 años y el 5° mejor de todos los tiempos, lo que da una idea de su enorme calidad, como lo demuestra el haber sido campeón mediano entre 1923-26 y semipesado entre 1922 y 23, en una carrera  desarrollada durante 13 años desde 1913 hasta 1926.

Durante esas etapas  ganó 109 encuentros, 50 de ellos antes del límite, con 9 reveses, 3 por KO y 2 tablas, según las cifras del sitio especializado Box Rec, aunque es menester apuntar que otras publicaciones le asignan cerca de 300 pleitos y por lo menos una docena más de victorias por nocaut, todo esto extraoficialmente.

Debe anotarse que las imprecisiones estadísticas tienen su explicación en la poco fiable recopilación de datos reinante por aquellos lejanos años.


Harry Greb: “El Molino de Pittsburgh”


UNA PELEA PARA LA HISTORIA

Una sola pelea suya bastaría para concederle un lugar de privilegio en la historia a quien figura en el Salón Internacional de Boxeo en Canastota desde 1990 (en 1954 ya había entrado al museo de Nat Fleischer, ya desaparecido o mejor sustituido por aquel que funciona en New York). 

Aquel combate fue el memorable desafío de “La Gran Manzana” del 23 de mayo de 1922 en el cual Harry Greb encaró a Gene Tunney, entonces monarca nacional semicompleto. Vale acotar que cuatro años más tarde Tunney destronaría al “Asesino de Manassa”, Jack Dempsey, campeón de los pesados, a quien venció de nuevo en la revancha en la histórica pelea llamada de La Cuenta Larga, que rememoramos en un trabajo anterior. 

Tunney subió aquella noche de hace 103 años con 174 libras (78, 92 kg), 12 más (5,49 kilos) que el “Molino”. Jamás había sido vencido en 53 peleas en tanto que el retador rebasaba los 200 pleitos.

Para el momento Greb sufría de fallas en la visión por desprendimiento de la retina, lesión sufrida un año antes. Presumiblemente (al menos es lo que han escrito)  para emparejar sus desventajas físicas, Greb echó mano de recursos ilícitos en varios pasajes de la contienda.


Harry Greb: “El Molino de Pittsburgh”.


En los primeros tres minutos del encuentro, por ejemplo, entre otras marrullerías –que repitió en buena parte de las 15 rondas–, le dio al campeón un cabezazo y le rompió el tabique nasal y a lo largo de un intenso batallar finalmente cargó con una apretada victoria a los puntos en la que sería la única frustración en la brillante carrera del exmarine (dejó el ring con 65-1-1 -47 nocauts), oficial del Ejército en la I Guerra Mundial, lector infatigable, amante de la música clásica), triunfo con el que le despojó del cinturón semipesado de Estados Unidos. 

El 22 de febrero del siguiente año, de nuevo en el Madison Square Garden de NY, Tunney (con 175 libras, 10 más que Greb), tomó venganza y recobró la faja en 15 vueltas. El 10-12-23, Tunney (181 libras, con su encarnizado rival en desventaja de 14 libras menos) volvió a imponerse.

Una cuarta pelea entre ellos fue el 17-9-24 con triunfo otra vez para Tunney y cerraron la serie el 27 de abril de 1925 con unas tablas. Ya retirado, Tunney le dio crédito a Greb al asegurar que este había sido el más duro oponente en toda su carrera y que no sabía cómo había podido terminar de pie en la primera de las 5 confrontaciones.


Harry Greb: “El Molino de Pittsburgh”


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El arrollador y rapidísimo púgil que se movía en el ring incesantemente (razón del apodo) y de una valentía a toda prueba, dominó al grupo de los medianos entre 1923 y 1926.

Ganó el título mundial por decisión frente a Johnny Wilson (31/08/23) y lo defendió en seis ocasiones favorablemente, todas por la vía de las tarjetas, contra Bryan Downey (3/12/23, en 10 vueltas); el propio Wilson (18/01/24, en 15)); Fay Kaiser (24/03/24, en 12); Ted Moore (26/06/24, en 15); Mickey Walker /02/07/25, en 15) y Tony Marullo (13/11/25, en 15). 

El 26 de febrero del año 26, en NY, otra luminaria de la época, Thedore (Tiger) Flowers, primer negro campeón mundial de las 160 libras (72, 5574 kg), a quien venció en una primera ocasión y que lo venció en la revancha volvió superarlo en 15 capítulos el 19 de agosto de1926 en Nuevas York.

Greb había hecho 2 peleas favorables antes de ese choque con Flowers, y ya lejos del gran peleador que había sido, decidió despedirse del ring de manera definitiva. 

En 13 años entre 1913-1926, dejó detrás de si no menos de 290 combates- aunque otras estadísticas le otorgan 305- con 46 nocauts, 64 a los puntos, 1 por foul, 3 tablas, 5 derrotas en las tarjetas y dos nocauts en contra. Muchas otras figuran  como de No Decisión o sin resultados oficiales, además de un no contest. 

Casi ciego desde un lustro antes de su despedida del cuadrilátero falleció, todavía en plenitud física, cuando contaba apenas 32 años, en Atlantic City, New Jersey, luego de ser operado en una clínica donde se le atendió por problemas respiratorios y de una lesión en el ojo dañado, del que fue operado, pero la intervención se complicó con una insuficiencia cardíaca.

Falleció a las a las 2:30 de la tarde el 22 de octubre de 1926, apenas sesenta y cinco (65) días después de su postrera escalada al encordado.

De Greb apuntó un añejo historiador estadounidense que “combinaba la velocidad de Ray “Sugar” Robinson, la consistencia de James J. Jeffries, la vitalidad de Hank Armstrong y la asesina agresividad de Stanley Ketchel, además de tener una voluntad de triunfo sin igual en la historia”.

Por su lado Jack Dempsey, una leyenda de la actividad y quien reinó entre los completos entre 1919-26 dijo del “Molino de Viento de Pittsburgh” que era “el más rápido boxeador que he visto en mi vida, más rápido incluso que un peso ligero.” 


Harry Greb: “El Molino de Pittsburgh”


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