La reciente victoria del kazajo Gennady Golovkin ante el japonés Ryota Murata parece haber dejado lista la posibilidad de que se concrete la ya no tan esperando trilogía con el mexicano Saúl “Canelo” Alvarez.
No tan esperada porque para los puristas del boxeo, esta pelea sin duda el único sentido que tiene es comercial, ya que desde el punto de vista competitivo no ofrece ninguna garantía que no sea otra cosa que morbo y probablemente el único nocaut en la reconocida carrera del kazajo.
No con ello estamos demeritando a GGG, un púgil excepcional, un caballero del ring y un seguro miembro del Salón de la Fama, pero hacer un tercer combate en este tiempo frente a Canelo no le presenta opciones reales de victoria.
Canelo vs Golovkin III: Una pelea a destiempo.
Golovkin ha sido históricamente una víctima del marketing que rodea al púgil mexicano. La primera pelea entre ambos ocurrió también a destiempo. El kazajo esperó casi dos años y se hizo cuando lo dispuso el equipo del mexicano, que para la fecha formaba parte del establo de Oscar de la Hoya.
Muchos, quizás la mayoría vimos ganar a Golovkin ese primer combate, pero los jueces decidieron empate.
Luego se produjo el segundo combate con el previo antecedente del famoso clembuterol en el organismo del mexicano. A nuestro juicio la segunda tanda fue pareja y consideramos que esta si merecía quedar empatada, pero se impuso el lado “A” de la ecuación.
Lo más procedente y conducente luego de un resultado tan polémico era que se produjera la revancha directa, pero ninguno de los organismos involucrados en esa pelea (AMB-CMB) lo consideraron prudente.
Eso ocurrió en el 2018 cuando aún el kazajo tenía 36 años a pesar de que Golovkin estuvo solicitando el desquite hasta que decidió tirar la toalla y emprender un nuevo rumbo en la Federación Internacional de Boxeo conquistando la faja de las 160 libras ante el ucraniano Sergiy Derevyanchenko, combate donde el kazajo comenzó a mostrar signos de deterioro.
Luego defendió la faja ante el discreto Kamil Szeremeta ratificando que ya no es el mismo.
Lo más reciente ha sido lo ocurrido el pasado sábado en Saitama, Japón cuando le arrebató la porción de la AMB al japonés Ryota Murata.
No nos llamemos a engaño, el GGG que venció a Murata no es ni la sombra de aquel temible peleador que aniquilaba a sus rivales con un ataque despiadado. Tiene, eso sí, un pundonor envidiable y hambre de seguir avanzando, pero a los 40 años, sus condiciones han ido mermando y eso lo sabe muy bien el equipo de Canelo que vive produciendo rivales con el afán de “seguir haciendo historia”.
Para colmo si se concreta esta carnicería entre Canelo y Golovkin, el kazajo tendrá que subir de división, dando mayores ventajas exponiendo su físico por una buena cantidad de dólares que marcará su retiro.
Para garantizar la trilogía, circula el rumor “de que Canelo podría perder ante Bivol”. Eso puede ocurrir, pero con cláusulas privadas y secretas, lo más probable es que veamos un nuevo Kovalev frente al mexicano.
Cumplido ese escalón ante Bivol la escena quedará servida para la trilogía a destiempo entre Canelo y Golovkin.
Trilogía que no tiene razón de ser. No le hace bien al deporte. Para lo único que sirve es para “seguir haciendo historia” para los que crean en esa fantasía, y para producir un buen fajo de billetes porque el marketing es capaz de convertir ese combate en algo extremadamente interesante, cuando todos sabemos que no es así.