Saúl Álvarez pasa por un momento tan importante como confuso para su carrera. El mexicano, que es uno de los mejores peleadores del mundo, sigue recuperándose de su derrota del año pasado contra Dmitry Bivol y, a su vez, de una lesión en su mano que lo obligó a pasar por el quirófano.
“Canelo” quiere demostrar que sigue en la cima y en medio de todo ese proceso se le atravesó la oportunidad de pelear en Jalisco, estado que lo vio nacer y en el que se formó como peleador, lo que añadirá una carga sentimental a todo su proceso.
El peleador de 32 años de edad se encontró en mayo del año pasado con un Bivol al que no pudo vencer en una categoría superior. Posteriormente pasó por el quirófano y regresó para enfrentarse por tercera vez a Gennady Golovkin en septiembre, a quien derrotó en una pelea dura tras los 12 asaltos.
La oportunidad de estar en el estadio de las Chivas frente a una multitud de compatriotas y con los ojos de todo el mundo puestos sobre él es un peso importante para la carrera de “Canelo” porque da la oportunidad a su país de mostrarse como una gran plaza y es un premio para México, una nación que ha dado a varios de los mejores guerreros del boxeo en la historia.
Pero Álvarez también tiene una responsabilidad personal y es demostrar, en primer lugar, que está sano y sigue siendo el mismo de siempre; por otro lado, que mentalmente está tranquilo y listo para vencer a su rival como ha tenido acostumbrado al público en su carrera y; además, que su pelea sirva como arranque a una nueva etapa en la que busque retos más importantes.
La noche del sábado será de “Canelo” y es una fiesta nacional, pero mientras los aficionados celebran y se divierten, Álvarez tiene muchas cosas por resolver.
