Ringo Bonavena: El enigma de su muerte 45 años después.
JUAN MORENO /TyCsports.com.-
Eran cerca de las 6 de la mañana del 22 de mayo de 1976. Oscar Natalio Bonavena, más conocido como Ringo, llegaba a la puerta del Mustang Ranch en Reno, Nevada, el prostíbulo (y negocio más rentable) de Joe Conforte, el hombre pesado de la ciudad. Tras varios minutos de discusión con el guardia de seguridad John Coletti, Willard Ross Brymer, guardaespalda del siciliano, le advirtió que no se moviera, pero Ringo no le hizo caso. En ese instante, se oyó un disparo: la bala 30.06 disparada desde un fusil le ponía fin a la vida del mítico boxeador argentino, a sus 33 años.
-¿Cómo se llegó a ese trágico desenlace?
-Bonavena había firmado un contrato con Conforte, ilusionado con tener una revancha con Muhammad Ali, quien lo había derrotado en 1970 en el Madison Square Garden. Sin embargo, no estaba contento con sus manejos.
La muerte de Ringo conmocionó a Argentina.
«Casi siempre en estas cosas la verdad nunca se sabe. Si no estás en el lugar… Él quiso romper ese contrato porque no era lo que le prometieron. Ahí es donde empieza el malentendido. Él era un tipo entrador, carismático. Se quiso acercar a la mujer de Conforte (Sally) para ver si podía romper el contrato por ese lado. Él se creía que estaba en Parque Patricios. El Mustang Ranch era un lugar donde llevaban a diputados y senadores en avión. Tenía una pista de aterrizaje. Él se enoja porque le prenden fuego la casa rodante», recordó su hijo Natalio en una entrevista con el programa Repechaje (DirecTV), en 2018.
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A 45 años de aquella fatídica noche, aún hay diferentes sospechas: si aquel disparo fue desde una torre o desde una distancia más cercana. Incluso hay otras teorías. «Los hermanos Bonavena sostienen que Ringo fue asesinado mientras dormía», advierte Ezequiel Fernández Moores en su biografía «Díganme Ringo» (2015).
En 1988, 12 años después del asesinato de Ringo, el periodista Alberto Oliva regresó a Reno, siguiendo las pistas de aquel crimen.
«La trayectoria de la bala indicó que el disparo que mató Bonavena pudo haberse hecho desde el techo del burdel o desde una de las torres de seguridad, Polaha (NdR: abogado de Brymer) presentó también evidencias de que Brymer jamás pudo haber tenido tiempo entre el momento en que se le entregó el arma y el momento del disparo para tomar puntería y disparar un tiro tan perfecto», explica en su crónica en la revista El Gráfico.
Luego Jerry Polaha aseguró que su cliente fue el autor, pero que todo había sido un accidente, y que no veía en su ojo derecho. El juez Stan Gregory decidió sentenciarlo apenas a dos años de prisión, que cumplió en la cárcel estatal de Nevada. Finalmente, Brymer salió en libertad al año y medio. En 1982, reincidió por drogas y portación ilegal de armas. Entonces, le dieron perpetua. Recuperó su libertad en 1991 y falleció en Reno, el 30 de junio del 2000, a los 55 años.
«Dicen también que no fue él quien disparó, que fue otro. Porque tenía un ojo menos, era difícil que dispare. A mi viejo le pusieron un arma en el tobillo derecho y era zurdo», expresó también Natalio Bonavena en aquella entrevista.
¿QUÉ PASÓ CON JOE CONFORTE?
A Joe Conforte nunca se lo investigó por el crimen. «Pensé que había una posibilidad muy real de que Conforte y Brymer se hubieran juntado y planeado todo, pero no sabía cómo iba a poder probarlo ante un jurado», explicó Virgil Buchianeri, fiscal del condado de Storey, según recoge esa crónica de Oliva en El Gráfico. Cuando Dora Raffa inició un juicio civil, se descubrió que habían evadido impuestos en el Mustang Ranch, investigación que obligó a Conforte al exilio en Brasil por años.
LA CONMOCIÓN EN ARGENTINA Y EN EL BOXEO
Aquella muerte conmocionó a Argentina y a todo el mundo del boxeo. Ese día, en Johannesburg, Víctor Emilio Galíndez, su amigo, afrontaba su combate más emblemático (y sangriento) ante Richie Kates: se impuso por nocaut en el round 15, defendiendo su título mundial mediopesado AMB, dejando bañando de sangre la camisa de Stanley Christodoulou, que aún permanece en el Museo de Boxeo de Sudáfrica.
Tito Lectoure, promotor más importante de la historia del pugilismo en el país, recién le contó sobre su muerte mientras le suturaban las heridas después del combate. El 23 de mayo, Huracán vencía por 4 a 2 a Colón en el Tomás Adolfo Ducó, y los jugadores utilizaron un brazalete negro en honor a uno de sus hinchas más reconocidos. Al día siguiente, Muhammad Ali, su antiguo rival, se enfrentaba a Richard Dunn en Múnich y opinaba sobre Ringo:
«Era grande, poderoso y tuve que emplear todos mis recursos para vencerlo. Siento sinceramente que haya muerto».
El cuerpo de Bonavena llegó a Buenos Aires una semana después de su asesinato. Cerca de 150 mil personas acompañaron en el ritual. El velatorio fue en el Luna Park, donde tantas veces transformó los silbidos en aplausos y recibió su último gran reconocimiento como ícono popular argentino.
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